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Paseo por la Judería

Pasear por las encantadoras y estrechas callejuelas de la judería de Segovia es una experiencia que invita a la reflexión y al asombro. Recorrer los caminos extramuros en un respetuoso silencio, mientras se asciende hacia la antigua necrópolis hebrea, permite conectar con la historia y la cultura que han dejado huella en este lugar. Cada paso en este recorrido se convierte en un recuerdo imborrable, una joya que el visitante llevará consigo para siempre.

El itinerario comienza en las puertas de la antigua judería, en la plaza del Corpus Christi, donde se alza la iglesia del mismo nombre. Aquí se encontraba la antigua Sinagoga Mayor, cuya construcción se remonta al siglo XIII.

En 1421, el obispo Juan Vázquez cedió el edificio al monasterio agustino de Santa María de Párraces. A lo largo de los años, el edificio cambió de propietario en varias ocasiones, pero en 1899 sufrió un devastador incendio que lo destruyó por completo. La posterior restauración implicó la reedificación integral del conjunto, y en 2004 se llevó a cabo la recreación de las yeserías que adornaban el templo judío original.

Hoy en día, este emblemático edificio es parte del convento de las monjas clarisas del Corpus Christi, un testimonio vivo de la rica historia que envuelve a la judería de Segovia.

Continuamos nuestro recorrido por la actual Calle de la Judería Vieja, que en tiempos pasados fue la calle principal del barrio judío.

Esta vía discurre paralela a la muralla y se erigió como el eje central de la comunidad judía.

Al inicio de la calle, se encontraba un arco con puertas que se cerraban al caer la noche y se abrían con la salida del sol.

A principios de 1480, la judería estaba protegida por ocho puertas propias, además de la puerta de San Andrés, que formaba parte de la muralla, y el postigo del Sol, conocido anteriormente como el Postigo de los Judíos.

Te sugerimos desviarte de la ruta marcada por la Calle de la Judería Vieja y girar en la Calle del Sol, que te llevará hasta el postigo del mismo nombre.

El Postigo del Sol es una de las salidas extramuros de la judería. A lo largo de los años, ha recibido varios nombres, como puerta de la Judería, postigo de los judíos, de San Miguel, de los Coroneles y del Corpus Christi. Este emblemático acceso fue demolido en 1864 y posteriormente reconstruido en 1993.

Si caminamos por el paseo del Salón, a solo unos metros de distancia, se encuentra el Postigo de la Luna, situado cerca de la iglesia de San Martín.

En esta zona extramuros podrás admirar el exterior de la Sinagoga Mayor, así como el lienzo amurallado que los judíos utilizaron para edificar sus casas.

Seguimos por la Calle Judería Vieja y llegaremos a la Casa Palacio de Abraham Seneor, rico financiero y rabino mayor de las aljamas hebreas.

Esta impresionante vivienda, que abarcaba media manzana, está delimitada por la muralla, la calle de la Puerta del Sol y la de la Judería Vieja.

Actualmente se encuentra repartida en tres edificios separados por la calle de Santa Ana: las viviendas particulares que se asientan sobre la muralla, la Casa de los Seneor-Coronel propiedad del obispado de Segovia y la de Andrés Laguna, luego de los Mexía de Tovar, condes de Molina de Herrera cuyos escudos se encuentran en la fachada de granito.

Andrés Laguna, doctor, filólogo y estudioso, fue Médico de Carlos I y de los papas Pablo II y Julio III.

Esta última casa perteneciente al Ayuntamiento, es la única que se puede visitar y acoge en el zaguán, información relativa al doctor Andrés Laguna y ya en el patio el Centro Didáctico de la judería.

A través de sus instalaciones y las diversas actividades que organiza cada año, este centro facilita la comprensión y la apreciación del espíritu del barrio, que fue hogar de una de las comunidades judías más numerosas de la Corona de Castilla.

Continuamos por la calle Judería Vieja y, a la izquierda, encontraremos la calle Santa Ana, que nos conducirá hasta el corralillo del rastrillo, donde veremos algunas de las casas del barrio construídas con piedra, ladrillo y madera.

Las dimensiones de estas viviendas eran generalmente pequeñas, oscilando entre 30 y 40 metros cuadrados.

Sin embargo, las familias más acomodadas tenían la posibilidad de edificar casas de dos o tres pisos, que a menudo contaban con patios y corrales. Sus fachadas estaban revestidas con un mortero de cal y adornadas con esgrafiados que les daban un toque distintivo.

Siguiendo por la calle Barrionuevo, a la derecha encontraremos la calle San Geroteo, en cuya plaza se ubicaba la Nueva Sinagoga Mayor. El primer documento que menciona esta sinagoga data de 1476 y la sitúa en la plazuela de la Madre Cándida, frente a la fachada sur de la catedral.

Esta sinagoga reemplazó a la anterior en 1419, después de que esta última fuera convertida en iglesia bajo la advocación del Corpus Christi. Tras la expulsión de los judíos, se pierde el rastro de la sinagoga hasta que, en 1507, el antiguo templo judío aparece registrado como vivienda de Bartolomé Ibáñez.

Por este motivo, muchos segovianos se refieren a ella como "la Sinagoga de los Ibáñez".

A lo largo del tiempo, el edificio ha experimentado diversas reformas y, de su decoración original, solo se conserva un ojo de buey. En 1920, fue adquirido por la congregación de las Hijas de Jesús.

La Sinagoga del Campo estaba situada en las proximidades de la puerta de San Andrés, en lo que se conoce como el “Corralillo de los Huesos”.

Lamentablemente, no se conserva ningún vestigio material de esta sinagoga, aunque se han hallado documentos que atestiguan su existencia desde el año 1460.

En las cercanías de este lugar también se encontraba una carnicería perteneciente a la aljama.

Al continuar por las calles Refitolería, Almuzara y Judería Nueva, llegamos a la Plaza de la Merced, donde se ubicaba la sinagoga conocida como "la vieja".

Su destino fue similar al de otros templos hebreos: en 1412, los tutores del rey Juan II la cedieron al convento de Santa María de la Merced.

En este edificio se estableció un hospital, y posteriormente, Diego Arias Dávila, un influyente converso de la ciudad, fundó un nuevo hospital en el mismo recinto. Sin embargo, en el siglo XIX, el edificio fue demolido.

En la calle Judería Nueva 12, se halla la Casa del Judío, interesante edificio con fachada de granito del siglo XVI, adornada con un escudo y que pertenece a la familia Madrigal. La tradición popular señala que en este portal se ubicaba la antigua residencia de Meir Alguadex, médico del fallecido Enrique III.

Así llegamos a la Plazuela del Socorro, y por la calle del mismo nombre a la Casa del Sol, hoy Museo de Segovia, cuya visita recomendamos encarecidamente.

La Casa del Sol cumplió durante siglos la doble función de matadero de la comunidad judía y despacho de carne acorde a las prescripciones religiosas de esta comunidad. El edificio fue cedido por el Ayuntamiento al Estado, y en él se ubica actualmente el Museo de Segovia, que conserva y expone fondos relativos a la historia de la ciudad y provincia, en un arco temporal desde 10.000 a.C. hasta mediados del siglo XX.

Desde allí, regresamos sobre nuestros pasos y proseguimos nuestro paseo hacia la Puerta de San Andrés, monumento histórico artístico, que alberga el camarín de la Virgen del Socorro.

Conocida también como Puerta o Arco del Socorro, lugar donde nació el Buscón, de Quevedo, se eleva como un emblemático acceso al barrio judío.

Es posible acceder a su adarve para contemplar magníficas vistas del barrio de la judería adquiriendo la entrada en el cercano punto de información turística la Muralla, en la plaza del Socorro.

Desde esta puerta podemos llegar hasta el cementerio judío a través de la bajada de la Hontanilla, en el valle del Clamores, cruzando el puente de la Estrella.

El Cementerio Judío. Situado en un entorno conocido popularmente como El Pinarillo, este lugar se encuentra fuera de la muralla, en la ladera sur del valle del río Clamores.

No hay dataciones precisas para los enterramientos. Es probable un uso mayoritario durante los siglos XIV y XV.

Los judíos segovianos supieron aprovechar la naturaleza caliza de la roca en esta zona del Clamores para llevar a cabo dos tipos de enterramientos. El primero consiste en acondicionar las cuevas formadas por la erosión natural, mientras que el segundo se refiere a las fosas antropomórficas. Todos los sepulcros están orientados de este a oeste y los cuerpos se colocaban dispuestos en posición supina y mirando hacia Oriente.

Concluimos nuestro recorrido disfrutando de la vista de la ciudad mientras paseamos por El Pinarillo, un lugar que ofrece algunas de las mejores panorámicas de Segovia desde sus diversos miradores.

 

Por la judería