Especial atención merecen los edificios románicos civiles que jalonan nuestra ciudad y que, erigidos en su mayor parte entre los siglos XII y XIII, constituyen un buen ejemplo de un estilo constructivo que no sólo se manifestó dentro de un contexto religioso sino también en los edificios de carácter más mundano.
Si bien la amplia mayoría de los edificios de carácter civil de este estilo arquitectónico se concentran a lo largo y ancho del barrio de las Canonjías (que se extiende desde la iglesia de San Andrés al Alcázar), también es cierto que hay otros ejemplos esparcidos por la ciudad, especialmente en el barrio de los Caballeros (situado aproximadamente en el ángulo comprendido entre la puerta de San Cebrián a la iglesia de San Martín y desde ésta a la puerta de mismo nombre).
El barrio de las Canonjías que, como se ha citado, acumula la mayor concentración de viviendas de este tipo, se originó a comienzos del siglo XII (entre los años 1116 ó 1122) como consecuencia de la donación al obispo y a la antigua catedral de Santa María, por parte del concejo de la ciudad de los terrenos sobre los que se asienta el barrio. Este barrio, antiguamente denominado Claustra, recibe su nombre de los canónigos que lo habitaron hasta la destrucción de la Catedral de Santa María a consecuencia de la guerra de las Comunidades en 1521. En su interior los canónigos seguían vida regular, aislándose del resto de la ciudad mediante tres puertas, de las cuales sólo una subsiste (puerta de la Claustra). Las otras dos fueron demolidas con motivo de la boda de Felipe II y Ana de Austria, para dar cabida al cortejo real que se dirigía al Alcázar.
Los materiales empleados preferentemente para la construcción de este tipo de viviendas son la piedra caliza, el adobe, el tapial y el ladrillo. El granito únicamente comenzó a utilizarse en gran escala a partir del Renacimiento.
La cimentación, generalmente sobre la roca viva, se efectúa a base de mampostería que igualmente se emplea en los muros de carga y alrededor de los vanos, mientras que las paredes menos importantes y las tapias de los pequeños huertos se construyen de tapial o de adobe entre hiladas de cal. Para dar mayor consistencia a las paredes se emplea el entramado de madera y para evitar la carga directa de las vigas sobre el muro, se arriman a éste unos pies derechos con zapatas sobre las que se asientan la solera y sobre ella la armadura de madera.
Todas las casas constan de bodega, dos plantas, desván, patio interior y jardincillo en la parte posterior.
Se ingresa a la planta baja por un arco de medio punto, de pequeñas dovelas adornado generalmente con baquetones. El zaguán, más o menos rectangular, debió de ir pavimentado con pequeños cantos rodados, firme del que se conservan restos. El ingreso al pequeño patio, bodega y vivienda se realizaba desde el zaguán que se encuentra siempre un tanto acodado con el fin de cerrar el patio a las miradas de la calle En algunos edificios el acceso a la vivienda y el descenso a la bodega se realiza desde el patio.
El paso al patio se efectúa por un arco o puerta adintelada que no alcanza el desarrollo del portal de entrada. Este patio de reducidas proporciones debió de estar porticado en dos de los lados fronteros lo que induce a ver, junto con la persistencia de galerías voladas, una influencia árabe como son los lados opuestos porticados. Alrededor del patio se disponían las habitaciones de donde recibían la luz y ventilación. Tres de los cuatro lados pertenecen a la casa, mientras que el cuarto limita con la casa vecina, normalmente con su patio o con la calle con lo que el patio gana en espacio, luz y ventilación. Unos canalillos excavados en la roca recogían el agua y la conducían a unos aljibes y al huerto, donde, en parte se embalsaba en grandes pilas de granito que se han utilizado como lavaderos hasta tiempos recientes.
En la planta baja se encontraba situada la cocina, junto al patio. Inmediata a ella se ubicaba una especie de despensa separada del resto de la habitación por un tabique o cortinilla. En esta planta se sitúan también las caballerizas.
En la planta alta denominada "sobrado" se encuentra la dependencia principal conocida como "palacio", habitación noble donde se hacía vida en sociedad y en cuyos muros se han conservado restos de decoración pictórica a la que se unía como decoración la armadura de madera, de gran tradición en Segovia. Por el contrario otras dependencias más sencillas cubren la negrura de la tierra con una simple lechada de cal. Otras estancias son las cámaras, que podían ser sencillas o con otra más pequeña en uno o ambos lados de la cámara.
Aparecen también mencionadas las "troxes" o arcas de madera, piedra o adobe para guardar el pan. A veces junto a estas arcas se coloca la leñera, por lo que resulta lógico que ambas se encontraran al lado de la cocina.
Sobre el "palacio" carga el desván. El tejado a dos vertientes se cubre de teja árabe que descansa sobre cabrios.
La especial topografía del barrio, en desnivel, hace que las casas por la parte posterior tengan tres pisos, de los cuales el inferior es una galería porticada que se abre al jardín, sirviendo de tránsito entre éste y la bodega que queda al nivel del suelo del jardín. A la bodega se ingresa bien directamente por el jardín o por el patio del portal. Si se efectúa por el zaguán, se utiliza una escalera picada en la roca o una rampa escalonada de trecho en trecho. En la bodega se sitúan el lagar y el cillero o granero. Se aprovecha la roca, excavada, construyendo el techo de madera. Comunica la bodega con el huerto a través de una puerta que se cerraba con hojas de madera. Todo el frente entre la bodega y el huerto lo forma un soportal, de forma rectangular, cuya mitad izquierda es un muro corrido, mientras que en su extremo derecho se voltean dos arcos de medio punto. Arrimado a un pilar de esta arcada se encuentra el pozo, con un brocal muy bajo. El soportal se abre al huerto que se cierra mediante una cerca de aproximadamente 1,60 m de altura. Una pequeña puerta le comunica con el camino de ronda.
El huerto se planta con árboles frutales y también con verduras y hortalizas. En ocasiones este huertecillo servía de corral, construyéndose locales accesorios que se construían de madera.
En el huerto se levantaban las letrinas denominadas "privadas", para cuya limpieza utilizarían posiblemente parte del agua recogida en el patio o tomada de los conductos del Acueducto, lo que da buena muestra del refinamiento de este tipo de viviendas.
Llegados al final de nuestra descripción, es tarea ya del visitante descubrir estos rincones escondidos que, a la espera de una atenta mirada, se muestran al viajero.
*Textos incluidos dentro de la Memoria presentada por D. Antonio Ruiz Hernando al examen de grado de Licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, en julio de 1968.