El Cristo Yacente se encuentra en la Iglesia de San Justo y una tradicional leyenda nos cuenta como la fundación de esta iglesia gira entorno a esta escultura.

Según la leyenda un grupo de alemanes y gascones se disputaban la imagen y decidieron ponerla sobre una yegua ciega con el fin de que el destino decidiera su ubicación. Al llegar a Segovia el animal cayó muerto en el lugar, que decidieron que fuera donde permaneciera la venerada imagen.

Es una talla románica de madera policromada del siglo XVI. Destaca por la particularidad de tener los brazos articulados, tanto en los codos como en los hombros, para, de esta forma, poder utilizarse tanto en yacente como en crucificado.

Es una imagen muy venerada en la ciudad de Segovia y a la que se acudía cuando las dificultades eran realmente graves.

Se sitúa en el interior de la Iglesia del Monasterio de San Antonio el Real, mandado construir por Felipe IV en 1455.

El Retablo de la Pasión es una obra flamenca del s. XV de los talleres de Bruselas. Inicialmente estaba en el Altar Mayor y en 1730, cuando se reforma la iglesia se encastra en el retablo barroco que hoy día le da cobijo. Narra el ciclo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Está realizado en madera de nogal y en él podemos apreciar las características de los principales pintores flamencos, como el dinamismo de la composición, planos, detallismo minucioso, plegado de ropas, tocados, dramatismo, en definitiva, haciendo al espectador partícipe de la escena.

Se encuentra custodiado en la Catedral. Como buen Cristo Barroco, extrema el realismo y el naturalismo consiguiendo conmover a los fieles. Es obra de Gregorio Fernández del s. SVII.

El dominio de la anatomía es perfecto, con una policromía muy cuidada que refleja los tormentos y el sufrimiento. La Cabeza, colocada sobre un almohadón, expresa perfectamente el rigor de la muerte.

Fue la obra elegida durante la Jornada Mundial de la Juventud en 2011 para la realización del Via Crucis.

Encontramos el Tríptico de Cristo Camino del Calvario en la Iglesia de San Martín, situada en la Calle Real, dentro de la capilla de enterramiento de Los Herrera. Se trata de una obra realizada en madera policromada hacia el año 1500. Hace las veces de retablo para la capilla. En esta obra destacaa su excelente composición en planos superpuestos con el fin de dar profundidad y así poder colocar un gran número de personajes.

En la parte más baja de la caja central se representa la subida al calvario de Cristo, y la parte más elevada la crucifixión.

Las pinturas de las puertas laterales son obras de pintores locales de marcado carácter hispano flamenco. Representan la Adoración de los Magos, Santa Úrsula, y las Once Mil Vírgenes, los donantes (los Herrera) junto los Santos de su devoción San Sebastían y San Juan Bautista.

Se trata de una obra de madera policromada de gran envergadura, diseñada para salir en procesión en Semana Santa data del año 1930 y desde ese mismo año da nombre a una de las cofradías segovianas. 

Aparece la figura de la madre recostada sobre la cruz vacía de la que pende una sábana. Expresa el profundo sentimiento de dolor por la muerte del hijo; reflejado en los brazos caídos, y en la angustiada palidez de su rostro.

Es impresionante ver este paso de Semana Santa atravesando los arcos del Acueducto durante el Viernes Santo, escuchando, en el silencio de la noche las notas de su banda de cornetas y tambores.