En la iglesia de San Justo se encuentra uno de los conjuntos de pintura mural mejor conservados de todo el románico español.

Fueron realizadas en el último tercio del s. XII, con predominancia de los colores ocres y rojizos, verdes, blancos, negros y algo de azules. Están ubicadas en el arco triunfal, tramo recto del presbiterio, cuenca absidal y las bóvedas. Son un conjunto de escenas que guardan una gran simetría en su composición, separadas cada una de ellas por cenefas, que engrandecen aún más el conjunto pictórico.

En el Arco Triunfal hay algunas escenas del libro del Génesis relativas a la Creación y a la Tentación de Adán y Eva. En la figura de la bóveda de horno encontramos la figura Majestuosa de Dios en Majestad, para la que se utiliza la perspectiva jerárquica, ya que es visible desde todos los puntos de la iglesia por su enorme tamaño en comparación con el resto de figuras. Está entronizado y bendiciendo en el interior de una mandorla alusiva a su gloria y rodeado por los veinticuatro ancianos del Apocalipsis. Toda esta escena está rodeada por el Tetramorfo (figuras de los cuatro evangelistas) El resto de pinturas están relacionadas mayoritariamente con momentos de la Pasión y muerte de Jesús.

Pedro Berruguete es considerado como el gran introductor del renacimiento italiano, que supo aunar con con el gusto gótico hispano flamenco que abundaba en nuestra pintura.

Este cuadro lo encontramos en el museo de la Catedral y es una de las obras más sobresalientes de nuestro patrimonio pictórico. Se trata de una obra de finales del siglo XV que trata de exaltar la Eucaristía, como fuente y culmen de toda la vida cristiana, mostrando una tradición difundida en la Edad Media en la que se cuenta que en cierta ocasión, San Gregorio estando celebrando la misa se le aparece el mismo Cristo y rodeado por los Arma Christi (instrumentos de la pasión) de los que destaca la Cruz, manifestando de esta forma la presencia de Cristo en la Eucaristí

Este tríptico se encuentra ubicado en la Catedral de Segovia, en la Sala de pintura Bajo Claustro. Es una pintura flamenca de gran tamaño, realizado al óleo sobre tabla en la primera mitad del siglo XVI.

Se desconoce si Benson llegó a estar alguna vez en España pero sí que podemos afirmar que algunas obras suyas se encuentran en nuestro país (varias en Segovia) como consecuencia del intercambio comercial y artístico existente con el norte de Europa.

En la parte central trata el tema del Descendimiento de Cristo en la Cruz , en la puerta de la izquierda una imagen de San Miguel y en la de la derecha San Antonio de Padua.

Los ricos trajes, los brocados, los colores rojos y verdes que asemejan el más bello terciopelo; unido a los pliegues angulados y a la minuciosidad de los detalles conforman una pintura con características flamencas de extraordinaria calidad.

Pintura flamenca de la primera mitad de s. XVI, pintada al óleo sobre tabla. Inicialmente debió ser un tríptico pero se ha acoplado en un solo marco. El autor, Pieter Coecke Van Aelst, es un conocido artista flamenco que además de pintura trabajó en el diseño de vidrieras y tapices.

En la tabla central destaca la Virgen María que sostiene al Niño Jesús en brazos junto a dos magos. En las tablas laterales coloca a San José a la derecha y a Baltasar a la izquierda.

Aparte del fabuloso uso de la luz, para focalizar la mirada hacia la Virgen y el Niño destaca la riqueza de las vestiduras, característica de la escuela flamenca.

Esta obra la encontramos en el Santuario de la Fuencisla, uno de los centros religiosos más importantes de Segovia, ya que acoge a nuestra Patrona.

Situada en la parte más elevada del Altar Mayor,  es obra de José de Ribera "El Españoleto". Fue enviada desde Sicilia por Don Diego del Espinar y Pantoja, segoviano perteneciente a la Orden de Santiago, que desempeñaba cargos al servicio del rey.

El lienzo se distribuye en dos partes muy diferenciadas. En la parte de arriba, la "celestial" aparece la Virgen solemnemente rodeada por un cortejo de juguetones angelitos. En la parte de abajo "terrenal" , los Apóstoles aparecen como fieles testigos del momento. 

El cuadro original lo podemos contemplar en la Sacristía para un mejor disfrute, mientras este situado en el Altar Mayor es una copia.