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Casa Química

Paseo científico por Segovia

En este recorrido podrás conocer una parte del importante patrimonio histórico científico de Segovia. Es una mirada de reconocimiento hacia los sabios segovianos y no segovianos que contribuyeron con su trabajo a que así fuese. En este paseo, hablaremos de segovianos y de no segovianos que destacaron de forma notable y que desarrollaron en nuestra ciudad su trabajo. Segovia propició que todos ellos desarrollasen su labor científica y de este modo contribuir al progreso. 

Un buen punto de partida para comenzar este paseo es el Alcázar, el rey Alfonso X el Sabio pasó temporadas en él y con frecuencia reunió allí a la Corte. Desde una de sus torres, rodeado de astrónomos y matemáticos árabes y judíos, dedicó muchas de sus noches al estudio de las posiciones y evoluciones de los astros y las estrellas.  

Podemos considerar a Alfonso X como el único rey científico de nuestra historia. El propio monarca coordinó y redactó en parte el trabajo, en los Libros del Saber Astronómico los astrónomos reunidos por Alfonso X tradujeron los trabajos llevados a cabo por árabes actualizándolos y mejorándolos. En ellos se describen las esferas celestes, enumeran estrellas dando sus coordenadas y estudian instrumentos: astrolabio, cuadrantes, relojes de sol y agua… 

Dicen que el monarca llegó a comentar qué si hubiese él participado en la creación del mundo, algunas cosas las habría hecho diferentes. Se refería al ordenamiento de los cielos. La leyenda cuenta que la consecuencia de esta afirmación por parte de Alfonso X fue que se desatase una terrible tormenta, y que un rayo cayese en el Alcázar de nuestra ciudad provocando un incendio. Fue considerado un castigo Divino por la soberbia demostrada por parte del monarca…y él arrepentido, después de confesarse mandó decorar con un cordón franciscano una pequeña sala del castillo, llamada La Sala del Cordón.  

Isaac Newton en su libro Principios Matemáticos de la Filosofía Natural, posiblemente el tratado científico más influyente de la Historia, hace referencia a la actividad científica que se desarrollaba en nuestra ciudad en la época del rey Sabio.

Te recomendamos pasar al interior del Alcázar y visitar las salas del museo del Real Colegio de Artillería. Los avances científicos y tecnológicos que se produjeron desde el siglo XVII tuvieron una rápida y notable repercusión en las prácticas militares de artilleros e ingenieros. La carrera militar se convirtió en una profesión que requería una alta cualificación científica y esto hizo que en toda Europa apareciesen Academias Militares que se dedicaron a proporcionar esta formación a los militares profesionales.  

El 16 de mayo de 1764 el Conde de Gazzola por iniciativa de Carlos III fundó en el Alcázar de Segovia el Real Colegio de Artillería. Una Academia Militar que llegó a ser uno de los centros de enseñanza más destacados del panorama científico y militar de la Ilustración Española. Durante casi 100 años permaneció en la fortaleza, el incendio de 1862 obligó a su traslado al Convento de San Francisco, donde aún permanece. 

Louis Proust, el químico francés fue contratado para dirigir el Real Laboratorio de Química del Real Colegio de Artillería. Cinco años estuvo Proust dedicado a su preparación y en 1792 tuvo lugar su inauguración siendo él quien dio el Discurso de Abertura. Es importante destacar que la actividad docente del laboratorio no solo se dirigió a la formación de los cadetes, estuvo abierta al público en general.  

Una vez hayas finalizado tu visita a las salas del Museo del Real Colegio de Artillería y hayas cruzado las verjas de acceso a los jardines del Alcázar, dirige tus pasos hacia la derecha, con el fin de tomar la Ronda de Juan II. Mientras caminas en paralelo a la muralla hacia la siguiente parada podrás disfrutar de las maravillosas vistas del valle del Clamores, del antiguo cementerio judío… 

En el número 1 de la calle Martínez Campos se encuentra la casa del ingeniero de montes Joaquín María Castellarnau, nacido en Tarragona en 1848 se incorporó muy joven como Ingeniero de Montes a la Comisión para el Servicio del Pinar de Valsaín. En la fachada hay una placa propuesta por la Real Academia de Ciencias de Madrid y en el zaguán se puede ver una placa conmemorativa propuesta por el Cercle Catalá y el Ayuntamiento de Tarragona. Los intereses científicos de Castellarnau fueron muy amplios, su actividad se extendió a la microbiología, la fotografía microscópica, la botánica, la zoología, la ornitología o la astronomía. Junto con el Padre Fidel Fita y con Jesús Grinda llevaron a cabo los primeros estudios e investigaciones sobre el cementerio judío, presentándose el resultado en la Real Academia de la Historia por el propio Fita. Castellarnau fue testigo presencial del incendio que destruyó la que había sido la primera Sinagoga Mayor, y a petición de Fita, presidente de la Academia, redactó un informe con el rigor, claridad y concisión que le caracterizaban. Dicho informe fue leído en la sesión que abría el nuevo año académico. La iniciativa investigadora por parte del jesuita Fidel Fita en 1886 supuso la recuperación permanente del pasado judío de Segovia.  

Impresionante es el cedro que el mismo Castellarnau plantó en el jardín de su casa, el árbol tiene una edad aproximada de 130 años.En el interior de su casa Castellarnau instaló su laboratorio particular de microscopía y microfotografía, llegó a ser la sede de la Comisión Micrográfica de la Flora Forestal Española. 

Continuando con nuestro paseo llegamos a la calle Judería Vieja 12, esta casa es conocida por los segovianos como la Casa de Abraham Seneor y Casa de Andrés Laguna. En ella allí vivió Luis Nuñez Coronel, sacerdote, Doctor en Teología, seguidor de las propuestas erasmistas. Sobrino de Abraham Seneor, que fue la figura judía más relevante de la Aljama hebrea segoviana. Núñez Coronel nació en Segovia en torno a 1480 vivió y estudió en París junto con su hermano Francisco en el Colegio de Montaigu, en ese momento un centro con una destacada actividad académica e importante prestigio, fueron alumnos allí: Luis Vives, Erasmo, Calvino, Ignacio de Loyola…también estudió en el Colegio La Sorbona, llegando a ser profesor en ambos. El rey Carlos V nombró a los dos hermanos consejeros y predicadores de la Corte. 

Tiempo después en la misma casa vivió Andrés Laguna, posiblemente el segoviano más universal. Laguna, médico y humanista, nació en torno a 1510, su origen converso es quizás la circunstancia que mejor explique sus tempranas inquietudes que habrían de convertirle en un incansable viajero por toda la geografía europea. De su padre heredó la afición por la medicina y la botánica, esta última, considerada una disciplina de vital importancia en la práctica terapéutica de la época ya que al reino vegetal se le atribuía la funcionalidad de la curación en el mantenimiento de la vida humana. 

Pasó por ciudades como Salamanca, París, Colonia, Lisboa, Toledo o Londres donde aprendió griego, filosofía, anatomía, así como medicina de la mano de grandes maestros. Será en la ciudad fronteriza de Metz donde realice una labor encomiable combatiendo con sus remedios las pestes de los años 42 y 43. 

En Bolonia adquiere el título de Doctor y en Roma, entre otros, los de Soldado de San Pedro y Médico de Cámara del papa Julio III. Será en Italia donde Laguna trabaje en su obra culmen, la traducción y comentarios a “De materia médica”, el compendio clásico de farmacopea de Dioscórides, médico griego del siglo I. El Dioscórides de Laguna se difundirá en la práctica médica española, siendo referencia obligada en la descripción de sustancias medicinales al menos hasta finales del siglo XVIII, llegando a tener dieciséis ediciones.  

En este momento podemos aprovechar y visitar el Centro Didáctico de la Judería, espacio museístico gestionado por Turismo de Segovia y que ocupa parte de la que como hemos comentado anteriormente fue la casa de Abraham Seneor y casa de Andrés Laguna. 

A continuación nos dirigimos a la Plaza Mayor, a la Real Iglesia de San Miguel para visitar la capilla familiar de los Laguna, en ella descansan los restos de Andrés Laguna junto a los de sus padres. 

Finalizamos nuestro paseo en la calle de La Trinidad, en una sencilla zona ajardinada nos encontramos el busto de Domingo de Soto. Dominico segoviano nacido en 1494, cosmólogo, matemático, físico y teólogo. Su aportación científica a la ciencia del movimiento es de una importancia incuestionable y con reconocimiento universal, pero aún lo son más sus contribuciones en Teología y Derecho.  

Paseo científico