Quinientos años de intemperie en la fría ciudad de Segovia pueden ser destructivos: nieve, hielo, viento lluvia y luego el sol... Sin embargo,
las piedras bimilenarias del Acueducto han dado cobijo a una imagen cristiana. Una Virgen vino a presidir un monumento construido en un tiempo de dioses paganos. En la zona central del granítico Acueducto de Segovia se puede ver una imagen blanca, una
Virgen de piedra caliza que fue colocada hace ahora 499 años, el 21 de marzo de 1520. Se emplazó en una hornacina que existe a 25 metros de altura, muy cerca del canal superior por el que llegaba el agua a la ciudad, que data del siglo XV.
Quien puso allí la imagen, ensayador de la Casa de la Moneda de Enrique IV -que estaba en las inmediaciones del Acueducto-, se llamaba
Antonio de la Jardina. En una hornacina se puso la Virgen y en la otra –dando al otro lado de la plaza- un San Sebastián de madera, cuyo estado aconsejo su traslado a un museo hace más de dos décadas.
Imagen de la Virgen compartida en redes por el equipo de restauración
La piedra caliza no es de las más resistentes. Y la imagen de la Virgen está en
una condición preocupante. Por eso se ha puesto en marcha este proyecto que va a permitir que los restauradores de la empresa
«Restaurograma» se encarguen de que la obra no se deteriore más y quede estabilizada. Hace once años, cuando se restauró por última vez el Acueducto se pensó en reubicarla realizando antes una réplica exacta. Pero no había la tecnología que existe hoy. Habría que haber hecho entonces un molde de silicona, que hubiera eliminado algunos elementos en la superficie de la escultura, que están fijados débilmente.
Hoy la cosa ha cambiado,
la tecnología aplicada a las humanidades se ha desarrollado de manera exponencial. El especialista
Néstor F. Marqués, segoviano para más señas, será el responsable de la operación de digitalización.
Ayer mostraba en sus redes con orgullo el arranque de los trabajos. Y lo hacía desde la plataforma de
andamios instalada en el centro del Acueducto para las obras.
Lo que va a realizar es primero una
documentación fotogremétrica (fotografías georreferenciadas y un margen de error de menos de 1 mm que permiten tomar medidas y realizar réplicas) para dejar fijado el estado actual de la estatua y su entorno. Después vendrá una parte
especialmente delicada: bajar la imagen para su estudio. A pesar de que desde el suelo la Virgen se ve de tamaño reducido, no hay que olvidar de que hablamos de una pieza de piedra de
una tonelada y de 1.70 m de altura, fuertemente anclada. Habrá que realizar un embalaje de protección sobre los andamios y utilizar una grúa. Esa operación será llevada a cabo en el inicio de la próxima semana.
En lo alto del Acueducto se ha construido una plataforma para los trabajos
Una vez acabado ese proceso, llegará de nuevo el turno de Néstor F. Marqués. Podrá entonces realizar la f
otogrametría de la estatua completa en toda su dimensión, una digitalización exacta que permitirá realizar una copia exacta (margen de error submilimétrico). Primero impresa en plástico y después
reproducida con la misma exactitud en una resina resistente para que el Acueducto siga luciendo la pieza.
Eso sí,
la original irá al Museo de la Casa de la Moneda, en el emplazamiento junto al Río Eresma que le dió Felipe II. Allí se podrá musealizar no solo la estatua que conserva la
policromía y el pan de oro en algunas zonas, como la corona, de manera que se estudiará la pieza junto al proceso que ha permitido ser salvada de un deterioro mayor.
Néstor F. Marqués es entusiasta de la tecnología aplicada a las humanidades. Formado en la Real Academia de Bellas Artes, ahora continúa realizando proyectos puntera, como este con el Ayuntamiento de Segovia. Además, como buen divulgador -autor de
«Un año en la antigua Roma» (Espasa)- es capaz de contagiar la ilusión por el conocimiento de la historia.
Las obras han atraído la atención de los medios
Encaramado al Acueducto como le vemos, explica que su corazón Segoviano es sensible al privilegio de encargarse del proyecto y poder estar allí arriba.
«Llevo viendo la Virgen toda mi vida desde abajo y ahora estar frente a ella me parece espectacular, primero por el tamaño, que no me imaginaba, mide 1,70 metros. Además, he de confesar que la vista desde aquí de la ciudad me ha emocionado». Para llevan a buen puerto el proyecto también contará con la coordinación de un restaurador especialista con la supervisión de los Servicios Técnicos Municipales y del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León.
Noticia publicada en www.abc.es el lunes, 18 de marzo de 2019