Juan de Herrera (Roiz, Cantabria, 1530 - Madrid, 1597) levantó algunos de los edificios más representativos del Renacimiento español. Su obra más destacada es el monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Su estilo, conocido como herreriano, sobrio y austero, dominó la arquitectura española durante casi un siglo, se extendió a América y se convirtió en una de la señas de identidad del reinado de Felipe II.
Molde original de escayola de la Escultura de Felipe II. Obra de Coullaut Valera.
Herrera comienza en el mundo de la arquitectura en 1561 con las obras del Palacio Real de Aranjuez en la localidad madrileña que lleva su nombre.
En 1563 comienza a colaborar con en la construcción de una de sus obras más importantes, el monasterio de San Lorenzo del Escorial. Con el paso de los años Herrera se hace cargo de la construcción y modifica los planos, ampliándolos y cambiando la ornamentación del interior de la iglesia y la traza de la fachada, creando un edificio singular que llama la atención por su austeridad.
Al mismo tiempo que dirige las obras de El Escorial, Juan de Herrera realiza diferentes proyectos por la geografía española como la Real Casa de Moneda de Segovia (1583), la muestra de patrimonio industrial más antigua conservada en pie en España y una de las más antiguas de Europa.
Si hablamos de Herrera, tenemos que hablar de las características arquitectónicas del edificio: rigor geométrico, ausencia de decoración, líneas muy puras, tejados apizarrados y bolas herrerianas.
Para salvar el pronunciado desnivel existente en el solar, Herrera trazó los planos de dos patios a diferentes alturas. Los edificios situados en la parte superior, eran la fundición, los almacenes y la administración, entre otras dependencias y los del patio bajo, los que albergaban la maquinaria movida por las ruedas hidráulicas y la fuerza del río Eresma.
15 Mar 2020
Casa de Moneda