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18 Jun 2019  
 

Finalizadas las clases en el Instituto y después de comer en la pensión en la que se alojaba, Antonio Machado dedicaba las tardes a leer y a escribir, pero también acudía frecuentemente a tertulias y caminaba al atardecer, solo o en compañía, por los paseos que rodean la ciudad. 

 

La tarde es para la amistad, para la conversación distendida; a veces, para el silencio, sobre todo, en el crepúsculo de ciudades castellanas, con oro viejo en la luz y en la piedra, como Segovia.

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En la primera hora vespertina saldría Antonio de su pensión y buscaría la compañía de sus contertulios y amigos. Hay un florecer de la tertulia en la Segovia de las primeras décadas del siglo XX, muy bien documentado por los testimonios de sus miembros. Cuenta José Tudela que, cuando él llegó a Segovia, en marzo de 1919, había cuatro tertulias en el café La Unión: una de gente de curia, magistrados, jueces, abogados...; otra de ingenieros y altos funcionarios del Estado y la provincia; otra de oficiales y jefes de Artillería; y una cuarta, de gente jovial, discutidora, presidida por un señor corpulento, que a pesar de su edad y gravedad, era el que reía de mejor gana. Enseguida comprendí que en esta tertulia tenía yo que encajar; que allí tenía yo mi hueco esperándome. Y claro: en esta tertulia fue presentado, a su llegada, Antonio Machado, por Tudela.

Machado tertuliano

La más fiel crónica de la tertulia del café La Unión la hizo Pablo de Andrés Cobos; y, a su juicio, hubiera podido ser completada con las anécdotas de Mariano Quintanilla, pero, a pesar de habérselo pedido muchas veces, se nos fue de la vida sin hacerlas."

Sabemos por Quintanilla que la fundación de la tertulia se le debe atribuir a Juan José Llovet, poeta, que más tarde marchará a América; y que el grupo inicial estaba formado por ese hombre corpulento y jovial que era don Blas J. Zambrano, su líder, junto con Antonio Machado, un poco más tarde.
Zambrano es profesory maestro de la Escuela Normal; Mariano Quintanilla, antes de ser catedrático de Filosofía del Instituto, suplirá en algunas clases de letras (es posible que al propio Antonio Machado); Ignacio Carral, periodista, creador del semanario dominical Segovia, en 1923; Julián María Otero, distinguido funcionario de la Delegación de Hacienda de Segovia, hombre sensible y justo, amante de la libertad, y muy estimado por Machado, que le dedicará una preciosa elegía en prosa en la fecha de su muerte, acaecida en 1930. Más tarde, se unirían a la tertulia Juanito Cáceres; también Marceliano Álvarez Cerón, que junto con Juan María Otero, dirigirán Manantial, donde escribirá Machado su interesante artículo Sobre el porvernir del teatro.

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No cabe duda de que fue una aventura literaria entusiasta de los jóvenes intelectuales segovianos, apoyada de cerca por Antonio Machado. Esta revista literaria tendrá un carácter abierto, vanguardista, desenfadado. En ella publicarán poemas Carmen Conde, Manuel Machado, Unamuno..., entre otros; aparecerán prosas de César M. Arconada, , Ernesto Jiménez Caballero, María Zambrano (hija de Blas J. Zambrano)... Algún tiempo después, ingresarán en la tertulia del casino, Ramón Seva, Luis Ferrari, Federico Carsi, Mariano Grau, muy joven, Alfredo Marqueríe, Antonio B. Quirós...

Continuará...

Texto: Juancho del Barrio. Revista Viajar por Segovia, número 28.