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Ser marinero antes que valle

El recinto amurallado de la ciudad de Segovia está circundado por dos valles, con forma de cañones y hoces, que han formado, a lo largo de los últimos millones o cientos de miles de años, el río Eresma y su afluente, el arroyo Clamores. Pero antes de que ambas corrientes fluviales excavasen sus valles, primero tuvieron que formarse las rocas que erosionaron, y que ahora son visibles en sus cortados y laderas. Se trata en ambos casos de sucesiones de bancos y estratos de areniscas dolomíticas, dolomías arenosas, calizas y margas, que se formaron en el lecho de la zona costera de un mar cálido y somero, que ocupaba esta zona durante el Cretácico superior, hace unos 80 millones de años. El valle del arroyo Clamores, en su tramo peatonal entre el antiguo monasterio de Sancti Spiritu y su desembocadura al río Eresma, presenta un auténtico muestrario de estas rocas, sus estructuras sedimentarias (laminaciones cruzadas, rizaduras, relleno de canales...), y los restos fósiles que contienen (rudistas y otros bivalvos). También se pueden reconocer los resultados de procesos más recientes, del Cuaternario, como la excavación de dicho valle, los movimientos de ladera (desprendimientos, vuelcos, flujos...), la formación de tobas calcáreas, manantiales de acuíferos kársticos, etc.

Pero además, podréis reflexionar sobre aspectos ambientales, como los cambios climáticos globales y las variaciones del nivel del mar; la gestión de los riesgos geológicos para evitar desastres de inundaciones y desprendimientos; y el impacto de las actividades humanas y los efectos de la proliferación de la vegetación en la conservación del patrimonio geológico.