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En diciembre de 1985, la UNESCO incluyó en su listado de Ciudades Patrimonio a la "antigua ciudad de Segovia y su acueducto romano" 

Segovia es así porque desde ella Alfonso X estudiaba el firmamento. Porque Quevedo se inspiró en sus espacios -y aún en sus gentes-  para escribir el buscón Don Pablos. También porque en esta ciudad fue proclamada reina Isabel I de Castilla, la Católica, con lo que este hecho supuso para la historia. Y, porque aquí se imprimió un libro por primera vez en España. 

A Segovia la han hecho los místicos, Juan de la Cruz y Teresa de Jesús; y los valientes guerreros Juan Bravo, el Comunero o Día Sanz y Fernán García, los conquistadores de Madrid a los moros. Pero también a Segovia le han dado forma y sentido la palabra de maría Zambrano; los paseos, tertulias y clases de Antonio Machado; Gómez de la Serna desvelando "El Secreto del Acueducto" y Louis Proust investigando en el Real Laboratorio de Química a la sombra del Alcázar. 

También Segovia tuvo una populosa aljama hebrea con personalidades tan destacadas como Abraham Senneor, juez mayor de las juderías de Castilla, y que en la morería, el alfaquí Iça de Gebir escribía su importantísima obra Kitab segoviano o Breviario Sunni mientras el prior del cercano Monasterio de Santa Cruz, Tomás de Torquemada, daba vueltas a sus ideas urdiendo una buena limpieza del entorno religioso. 

 

Rafael Cantalejo San Frutos.