El primer objetivo del Patronato rector de la Fundación Rodera-Robles al abrir su museo segoviano fue mostrar las obras de arte y colecciones que había reunido a lo largo de su vida el matrimonio formado por don Eduardo Rodera y doña Rafaela Robles.

No obstante, el Patronato consideró que la apertura de un nuevo museo en la ciudad era una gran oportunidad para dar a conocer dos hechos muy importantes en la historia de la ciudad, ambos vinculados con la imprenta y el grabado.

En 1472, Segovia se convirtió en la cuna de la imprenta en España, bajo el patrocinio del obispo Juan Arias Dávila y con la maestría de Juan Parix de Heidelberg. Ambos propiciaron la impresión del primer libro español, el Sinodal de Aguilafuente, que convirtió a Segovia en pionera en el noble arte de la imprenta.

Siglos después, durante la época feliz de la Ilustración, una Real Provisión de Carlos III dotó a Segovia de una “imprenta: Escuela de Dibujo: gravado en madera: en lámina fina, al agua fuerte, y buril: gravado en hueco de Sellos: el Arte de hacer punzones y Matrices de letras de imprenta, con el arte de fundirlas. Baxo la direccion de don Antonio Espinosa de los Monteros, gravador principal de la Casa de la Moneda de dicha ciudad”.

Estos dos vínculos históricos llevaron al Patronato de la Fundación a dedicar parte de su espacio al mundo del grabado.