El próximo año 2021 corresponde a la iglesia de San Justo y Pastor, la celebración de la Catorcena. San Justo fue parroquia hasta el 18 de mayo de 1843 en que se unió al Salvador y, desde esa fecha, esta parroquia ha sido la encargada de asumir los cultos que cada catorce años corresponde celebrar a la iglesia que tiene como titulares a los santos niños martirizados en Alcalá de Henares en el año 304, durante la persecución de Diocleciano.
Tras la celebración de la Catorcena de San Facundo, asumida por la parroquia de San Frutos, en este año tan extraño en el que, por primera vez en la historia de Segovia, la fiesta de la Catorcena ha salido del centro y ha ido a la periferia, podemos decir que su celebración, condicionada por la situación sanitaria, ha sido un éxito, tanto por la participación e ilusión de los feligreses y vecinos como por la misma ciudad de Segovia, recelosa de este hecho novedoso, que propiciaba la incorporación de las parroquias de nueva creación a esta fiesta tradicional en la que, desde 1410, sólo participaban las parroquias del centro histórico, muchas de ellas ya desaparecidas. De una forma práctica, estas nuevas parroquias asumen la celebración en nombre de esas iglesias ya desaparecidas o que ya no tienen culto y que, en su momento, formaron parte de las catorce parroquias que decidieron realizar anualmente, en el mes de septiembre, los actos de adoración y reparación al Santísimo Sacramento en recuerdo del milagro obrado en la sinagoga judía.
La Reseña de la Catorcena de San Justo, anuncia a los vecinos de la parroquia que, en el año venidero, les corresponde la celebración de la misma y, por tanto, deben empezar a preparar con tiempo los actos a celebrar en las fechas determinadas. Este anuncio, antiguamente se hacía con un volteo de campanas festivo, y el boca a boca de los feligreses contribuía también a ello. Los tiempos han cambiado y ahora las facilidades de comunicación favorecen que los avisos lleguen casi de forma inmediata. De esta manera, la parroquia se pone en movimiento y se empieza a ilusionar con la idea de celebrar, del mejor modo posible una fiesta que, por momentos, empezaba a decaer, pero cuando las parroquias han visto la respuesta de los fieles y se han concienciado que se trata de una herencia centenaria que hemos recibido de nuestros mayores, que debemos mantener y en la medida de nuestras posibilidades potenciar, el resultado es más que positivo. Es sorprendente saber, cómo en muchos casos, la Catorcena era tan esperada y deseada por los feligreses que, incluso cinco años antes de su celebración, la parroquia interesada ya empezaba a ahorrar para realizar, el año de la Catorcena, obras de mejora, encargos de nuevos retablos o piezas que enriquecían la fábrica del templo, como queda reflejado en los antiguos libros parroquiales.
Para la celebración de esta Catorcena de San Justo, es imprescindible contar con la colaboración de toda la feligresía del barrio, con los grupos y asociaciones parroquiales, así como con la Cofradía del Cristo de los Gascones, pues se trata de un barrio con gente muy mayor, pero muy entusiasta y son estas agrupaciones las que recogen el sentir de todo el barrio. Prueba de ello es la fiesta anual que celebra el primer día de mayo en honor de San Alfonso Rodríguez o las fiestas propias del barrio, el primer fin de semana de agosto. Son ellos, los vecinos, quienes organizan y mantienen estas fiestas tan sencillas, pero tan sentidas. Y no digamos la Cofradía, mejor dicho, la Real Cofradía de la Venerable y Santa Esclavitud Santo Entierro del Cristo de los Gascones, una de las más antiguas de Segovia y con mayor solera. En San Justo tiene su sede y en una de sus capillas se venera la imagen que llegó a Segovia de forma milagrosa. Es la cofradía, la que se encarga de cuidar con esmero la talla del Cristo y de promover su culto, especialmente en el periodo cuaresmal, realizando distintas actividades tanto religiosas como culturales, que culminan la mañana del Viernes Santo cuando, la sagrada imagen yacente sale en procesión hasta la S.I. Catedral, acompañada por una gran cantidad de fieles de toda la ciudad.
Por tanto, en este año de preparación, se ha de formar la correspondiente Junta de Catorcena, encargada de programar y dirigir los actos a celebrar, tanto religiosos como culturales; recogiendo las propuestas y sugerencias de los feligreses, pero manteniendo siempre la esencia principal de esta fiesta, que es el culto en honor del Santísimo Sacramento, con la Eucaristía solemne seguida de procesión hasta la iglesia del Corpus Christi el primer domingo de septiembre. Sin lugar a dudas, la iglesia de San Justo es un lugar idóneo para la contemplación de las realidades eternas. Las extraordinarias pinturas que adornan el ábside son una magnífica catequesis, nunca del todo asimilada, que han servido de marco especial para celebraciones eucarísticas, conferencias, conciertos religiosos y, últimamente también, han recuperado el uso que se les dio desde antiguo, dentro de la espiritualidad medieval, como fondo para ceremonias litúrgicas de la Semana Santa en la que, con la imagen del Cristo articulado, representaban las escenas de la crucifixión, descendimiento, entierro y resurrección. Desde el año 2007, la compañía Nao de Amores vuelve a este templo, en el tiempo cuaresmal, para representar el “Misterio del Cristo de los Gascones” con una gran afluencia de público. De cara a la Catorcena ¿no se podría estudiar la posibilidad de representar algún otro tipo de auto sacramental vinculado a la Eucaristía? No es una idea extraña o novedosa, ya que, en el año 1958 durante la Catorcena celebrada en la parroquia de san Andrés, un grupo de aficionados llevó a escena un poema dramático en tres cuadros, titulada “Milagro en la Sinagoga”, escrita por Mariano Grau y basada en la historia que dio lugar a las Catorcenas. Por tanto, además de los cultos propios del Santísimo, las exposiciones, conferencias, conciertos, visitas catequéticas al templo, obras de teatro, etcétera, podrían servir de base para una digna celebración de la Catorcena de San Justo.
Al mismo tiempo, debería aprovecharse esta celebración para realizar, con la colaboración y patrocinio de las instituciones autonómicas o nacionales, las siempre necesarias obras de restauración en el templo, tanto en el interior como en el exterior, que solucionaran los problemas habituales de las iglesias como son las humedades y los arreglos en tejados y cubiertas.
Esta bella iglesia románica, no ha dejado nunca de celebrar la fiesta eucarística tan propia de Segovia, como es la Catorcena. Como tampoco ha dejado nunca de tener cultos, a pesar de depender de El Salvador. Antes de la restauración del templo, en el que se descubrieron las magníficas pinturas murales del ábside, había un bonito retablo que albergaba las imágenes de los santos segovianos Frutos, Valentín y Engracia, así como la del insigne vecino del barrio, San Alfonso Rodríguez, que recibió las aguas bautismales en la hermosa pila que se conserva en una capilla lateral. Hasta hace unos cuantos años, durante el mes de octubre se les dedicaba a estos santos una solemne novena previa a su fiesta. Y de larga tradición en Segovia, eran las rogativas que se hacían al Cristo de los Gascones para implorar la lluvia en tiempos de sequía o el remedio a otras calamidades públicas como guerras y epidemias. Actualmente los cultos se limitan a una misa semanal, los sábados por la tarde. Por desgracia, el resto de la semana la iglesia se encuentra cerrada….
No debe atemorizarnos la situación sanitaria actual. Hemos de ser optimistas y pensar en sacar adelante los proyectos que se planteen, porque de esta pandemia saldremos y habrá sido un toque de atención importante, para que pensemos que aquí estamos de paso y que después de esta vida nos espera la verdadera Vida con mayúsculas.
Noticia publicada en El Adelantado de Segovia el 6 de diciembre de 2020