Francisco Peralta nació en Cádiz en 1930, en una familia sin raíces artísticas, pero en su niñez acudía con frecuencia al teatro de la Tía Norica, un antiquísimo establecimiento titiritero gaditano, lo que influye de forma definitiva en su posterior dedicación.
Realizó estudios en Cádiz y es Licenciado por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, en la sección de escultura.
Comenzó como profesor de modelado en el Colegio Santa María de las Nieves de Madrid, donde desarrolló su labor desde 1953 a 1990, salvo un paréntesis entre los años 1980 a 1984 en los que fue profesor aquí en Segovia, en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos situada en la Casa de los Picos.
En 1981 forma oficialmente el Grupo de Marionetas Peralta del Amo en el que, además de él mismo, se integran su esposa Matilde del Amo y sus cinco hijas Carmela, Matilde, Charo, Lola y Micaela.
En 1985 regresa con su compañía Peralta del Amo para participar en Titirimundi, uno de los mejores Festivales Internacionales de Títeres. Desde ese I Festival Paco y Matilde no faltarán casi ninguna edición, actuando en ocasiones o recorriendo emocionados plazas, patios y teatros en cada una de ellas.
Es el “gran maestro” reconocido y admirado por todos los titiriteros. Ha desarrollando mecanismos para crear movimientos naturales en los títeres. Ha dado cursos codiciadísimos por todos los profesionales sobre la técnica que utiliza y recibido innumerables premios y reconocimientos.
En 1990 le fue concedida la Medalla de Plata al Mérito en las Bellas Artes, siendo el primer marionetista a quien le es otorgada tan alta distinción.
En el año 2008 UNIMA España nombra miembros de honor a Paco Peralta y Matilde del Amo.
Se inaugura en Segovia, el día 4 de marzo de 2014, en la recientemente rehabilitada Puerta de Santiago, la Colección de Títeres de Francisco Peralta. Dicha exposición, de carácter permanente, cuenta con 38 piezas, donadas por el maestro Peralta a la ciudad de Segovia.
Fallece el 2 de enero de 2018, a los 87 años de edad, en Segovia, donde había fijado su residencia.
"Ahora que ya he aprendido a apartar la hojarasca de las cosas importantes, ahora que se mejor lo que quiero y podría hacerlo, ahora que podría acometer algo importante, necesito unas energías que ya no tengo. Tengo que renunciar a ciertas ilusiones y dejarlas aquí para que alguien pueda continuarlas.
No puedo ignorar el sentimiento que hay en el fondo de todo arte. En títeres, la dramaturgia tiene que estar prevista en el acto de creación ya que cuando leo una obra estoy imaginando la dramaturgia, luego voy a trabajar en el taller para darle forma. Después viene mucho ir y venir de ideas, de cosas ya ensayadas que utilizo de otra manera.
La esencia del teatro se nos escapa como el agua entre los dedos. Siempre estoy sólo, con mis dudas y no tengo ninguna seguridad a estas alturas de lo que he hecho. Aún no he sido capaz de clasificarlo, sólo sé que son cosas que no las voy a volver a hacer, pero que me han valido para hacer lo que hago hoy. Yo solo intento llevar a mis personajes a la máxima capacidad de expresión y no sólo basta con mecánica, el ensayo de la técnica de la manipulación, lo tienes que trabajar, para ir sin miedo, para poder hacer, si quieres, que un títere se caiga de forma natural y sea creíble. Esto es dificilísimo, porque aparentemente tiene que ser autónomo del manipulador. Cada vez me preocupa más la frescura y a veces hago cosas demasiado complicadas y me digo: ahora vamos a volver a empezar desde el punto cero, para recuperar esa frescura que tenía, que quiero fingir, aunque no sea cierta." Francisco Peralta, 2013