Las Rutas Geomonumentales suponen una interesante actividad didáctica para la difusión del patrimonio cultural y natural, de las ciencias geológicas y de la investigación científica aplicada a la conservación. Estas rutas enseñan el lenguaje de los materiales pétreos, necesario conocer para el aprecio y conservación del patrimonio geológico y construido.
El prefijo Geo- indica el fuerte condicionante geológico existente en la localización de asentamientos urbanos y en su desarrollo. Por un lado, la geomorfología, la hidrogeología, la existencia de recursos minerales y de suelos fértiles, el potencial riesgo sísmico y/o volcánico o la estabilidad del terreno, han sido factores que han influido tanto en la elección de zonas para ubicar las poblaciones como en la ordenación del territorio. Por otro lado, el prefijo Geo- establece la relación de los monumentos con la geología, en tanto que los hombres han extraído de la tierra los recursos geológicos necesarios para levantar sus construcciones. El papel fundamental de los materiales pétreos en el legado arquitectónico les configura como un importante valor patrimonial en sí, cuyo conocimiento supone una manera más de conservar y difundir el patrimonio geológico y construido.
Las Rutas Geomonumentales apuestan por la difusión de patrimonios menos conocidos pero de valor inestimable, como la arquitectura tradicional, resultado de toda una cultura patrimonial, arraigada a la tierra y con un fuerte sentimiento de pertenencia a la misma. Se trata de una construcción lógica que se adapta al entorno natural de la forma más sencilla posible y con los recursos geológicos disponibles en las proximidades.
PATRIMONIO GEOLÓGICO Y ARQUITECTURA TRADICIONAL EN LA SIERRA DE AYLLÓN
* Geodiversidad en la Sierra de Ayllón: los materiales geológicos.
Entre las provincias de Guadalajara y Segovia se extiende el macizo de Ayllón, flanqueado en su vertiente Sur por la cuenca del Tajo y en su vertiente Norte por la cuenca del Duero, donde se localiza la comarca de la Sierra de Ayllón. Los principales factores geológicos que han condicionado la ubicación y evolución de sus pueblos han sido la climatología, los recursos geológicos (principalmente la minería de metálicos), y la geomorfología. La Ruta Geomonumental propuesta se centra en los materiales pétreos utilizados en las construcciones tradicionales de Alquité, Martín Muñoz de Ayllón, Villacorta, Madriguera, Serracín, Becerril y El Muyo.
La ruta por la arquitectura tradicional de la Sierra de Ayllón es un ejemplo de cómo la geodiversidad incide en la configuración de los pueblos, la sinergia entre el patrimonio geológico y el arquitectónico así como la necesidad de la adecuada gestión para su uso y disfrute.
En función del sustrato geológico (figura 1), en la comarca se diferencian, por un lado, los elevados relieves del macizo meridional de Ayllón, constituido fundamentalmente por rocas metamórficas paleozoicas, correspondientes esquistos, pizarras de color gris oscuro del Ordovícico Superior (figura 2) y alternancia de pizarras negras ampelíticas con cuarcitas del Silúrico. Por otro lado, los rebajados relieves calcáreos orientales cercanos a Grado de Pico, correspondientes a rocas y materiales sedimentarios mesozoicos. Si bien en la comarca el Mesozoico queda escasamente representado, se distinguen las calizas y dolomías tableadas del Cretácico Superior, y las areniscas y arcillas rojizas del Triásico. Finalmente, la cuenca terciaria del Duero, con conglomerados de cantos metamórficos y calcáreos, arenas y arcillas rojas del Mioceno depositadas en el borde, y con arcillas y arenas del Plioceno hacia el interior de la cuenca. Sobre los sedimentos miocenos, se depositan entre el Terciario y el Cuaternario conglomerados de cantos metamórficos con matriz arenosa-arcillosa rojiza, que constituyen los niveles de raña.
En ocasiones, se observa un conglomerado ferruginoso constituido por cantos metamórficos, aglutinados por una matriz arcillosa de intenso color rojo, cuya formación se relaciona con la alteración de las pizarras en un clima subtropical durante el Terciario y posterior formación de costras ferralíticas sobre las mismas (figura 3).
La riqueza cromática natural de la comarca se debe a la variabilidad de los materiales geológicos que la constituyen. Así, los pueblos levantados en su práctica totalidad con pizarras se denominan pueblos negros (Becerril, Serracín y El Muyo), aquellos que emplean la cuarcita como material de construcción principal se conocen como pueblos amarillos (Alquité y Martín Muñoz de Ayllón) y los caracterizados por la utilización de conglomerados y revocos rojizos se incluyen en los pueblos rojos (Villacorta y Madriguera).
* Los materiales geológicos en la arquitectura tradicional
En la comarca, la piedra es el material pétreo de construcción por excelencia, combinada con revocos y adobes, cuyas materias primas necesarias para su fabricación tienen igualmente una procedencia geológica. Las características texturales de los materiales geológicos les confieren determinadas propiedades, desempeñando cada tipo de material funciones específicas.
La pizarra es una roca metamórfica constituida principalmente por filosilicatos, sobre todo minerales del grupo de las arcillas. Su facilidad para separarse en capas convierte a la pizarra en un material ideal para las cubiertas. Como las arcillas son también minerales impermeables, la pizarra resulta ser un material muy impermeabilizante. La estratificación que presenta la pizarra permite obtener lajas de mayor o menor espesor, que dependerá, entre otros factores, de su contenido en materia orgánica y arcillas, de la intensidad de metamorfismo alcanzada o de la densidad de diaclasado. Las pizarras ampelíticas del Silúrico no son muy apropiadas para las cubiertas, principalmente por su baja dureza debido a su importante contenido en materia orgánica, y por su relativa capacidad para oxidarse debido a la elevada cantidad de sulfuros que presentan.
La caliza de la comarca presenta una dureza tal que la configura como buen material de construcción, tanto para elementos estructurales como decorativos. Su relativa facilidad de labra posibilita su dimensionado en formas muy diversas, como sillares, pilares, dovelas y todo tipo de ornamentos. Ni la pizarra ni la cuarcita resultan materiales apropiados para sillería, la pizarra por tratarse de una piedra quebradiza y la cuarcita porque su elevada dureza dificulta considerablemente su dimensionado. En las iglesias de casi todos los pueblos incluidos en la Ruta Geomonumental propuesta, se emplean sillares de caliza en las zonas que requieren mayor estabilidad y resistencia.
El conglomerado ferruginoso existente en la comarca responde a una roca sedimentaria con una matriz arcillosa que presenta intensas tonalidades rojizas. Antiguamente, su dimensionado se efectuaba con herramientas manuales de corte mientras que la matriz retenía la humedad. Un vez que la matriz ha secado completamente, este conglomerado adquiere gran consistencia, siendo destinado también para zonas que requieren estabilidad y resistencia, aunque igualmente se emplea en mampostería.
La cuarcita es una roca metamórfica de elevadísima dureza debido a su composición y textura. Está constituida en su práctica totalidad por cuarzo, mineral muy estable y resistente, y su textura no foliada le confiere gran compacidad y consistencia. Es una roca muy impermeable, por lo que resulta buen material para los zócalos y como refuerzo de esquinas. Debido a su extrema dureza, se utiliza prácticamente tal y como se extrae de la tierra, en gran medida al arara los campos. El variado tamaño y morfología subredondeada que presentan los cantos de cuarcita, resulta muy apropiado para su empleo en mamposterías.
Las arenas y arcillas son utilizadas para fabricar los revocos, los adobes, las tejas y el relleno de los muros. Las tierras se utilizan en las techumbres debido a su elevada capacidad de aislamiento y de absorción de agua, colocándose sobre las vigas de madera y bajo las tejas. Los revocos principalmente proporcionan aislamiento térmico y decoración a las fachadas. En la arquitectura tradicional de la comarca, es característica la colocación horizontal de piezas cerámicas alabeadas sobre el armazón de madera de las chimeneas, otorgando a sus chimeneas un aspecto muy particular (figura 4). También puede observarse la colocación de las tejas al modo segoviano, esto es, con morfologías cilíndricas y biseladas de modo que encajen y no se necesite la cobija (figura 4).
Pueblos negros: Becerril, Serracín y El Muyo
Estas poblaciones asientan sobre terrenos pizarrosos paleozoicos, resultando muy interesante atender a cómo los afloramientos de pizarras sirven de cimentación para sus construcciones (figura 5). Cantos de cuarcitas silúricas y de cuarzo se utilizan en la parte inferior de los muros, bien actuando como cimentación, bien como elemento de transición entre el afloramiento pizarroso y el resto del muro. Se emplean fragmentos y lajas de pizarras ordovícicas de diversos espesores, destinándose las de menor espesor a esquinas y jambas de vanos. A pesar de la dificultad que supone construir zonas redondeadas con la pizarra, puede apreciarse su colocación para levantar los muros circulares de los hornos (figura 6).
En los muros también se emplean cantos de cuarzo, que destacan entre las pizarras negras por su intenso color blanco y ausencia de oxidación. En menor cantidad se utiliza el conglomerado ferruginoso terciario, sobre todo enmarcando los vanos (figura 7). En las zonas de esquina, lajas de pizarra se intercalan entre grandes piezas de dicho conglomerado, y también se observan cantoneras construidas totalmente con sillares de este material (figura 7).
La pizarra del Ordovícico constituye igualmente la piedra utilizada en la totalidad de los tejados, las piezasubicadas en la primera línea de cubierta también encajan y lajas de tamaños muy variables contrapeadas son rematadas en la línea de cubierta por una hilera de tejas en cobija. Una particularidad a destacar es la existencia de los empedrados originales, en parte conservados por el grado de abandono que presentan dichos pueblos (figura 8). En el Muyo incluso se conserva la canalización original que atravesaba la calzada principal.
Pueblos amarillos : Alquité y Martín Muñoz de Ayllón
La tonalidad amarillenta que caracteriza estos pueblos es debida sobre todo a la oxidación superficial que experimentan los cantos de cuarcita del Silúrico con el paso del tiempo, así como a la coloración ocre de los morteros de relleno de los muros. La mampostería de los muros está constituida principalmente por cantos de naturaleza cuarcítica y pizarras (Fig. 9 y 10).
En los zócalos, los cantos cuarcíticos son de gran tamaño y actúan como soporte de los muros, disminuyendo conforme asciende la construcción. Se identifican dos espesores bien diferenciados de lajas de pizarra ordovícica, estrechas para conseguir la horizontalidad de las mamposterías y lajas de mayor espesor que proporcionan consistencia en las zonas de confluencia de planos. Los tejados se cubren con tejas colocadas a la manera segoviana y la construcción de los mismos arranca con tres o cuatro hiladas constituidas por grandes y estrechas lajas de pizarra, con morfologías diversas cortadas a mano y contrapeadas en la parte inferior.
Pueblos rojos: Villacorta y Madriguera
El color rojo que presenta su arquitectura tradicional responde a la utilización del conglomerado ferruginoso terciario y de revocos con diferentes tonalidades rojizas. En estos pueblos la piedra no adquiere un papel tan protagonista como en los pueblos amarillos y pueblos negros, puesto que muchos muros se encuentran revocados (figura 11).
El conglomerado ferruginoso es utilizado en los zócalos, dinteles y jambas de vanos. Está dimensionado en forma de paralelepípedos de tamaños diversos, escuadrado únicamente por el lado que configura el hueco y presentando las otras tres caras de la pieza una morfología irregular (figura 12). También se observan piezas dimensionadas en cantoneras o zonas de confluencia de planos, y mamposterías levantadas con dicho conglomerado del Terciario parcialmente revocadas.