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Con más de ocho décadas de experiencia a sus espaldas, Elías de Andrés es uno de los artistas segovianos más relevantes a nivel internacional.

Elías de Andrés es “el último mohicano de los grandes herreros”. Nació en Espirdo (Segovia), el 4 de noviembre de 1.934, dentro de una familia de herreros. La tradición familiar comenzó con su abuelo y fue seguida por su padre, por él, y por sus dos hermanos. Actualmente, su hijo, un sobrino y dos nietos, siguen vinculados al trabajo del hierro. Cinco generaciones modelando este metal.

A los 7 años comenzó a colaborar con su padre tirando del fuelle de la herrería, subiendo a la montaña a preparar carbón para la fragua y aprendiendo el oficio. En su fragua realizaban y arreglaban rejas y orejeras de arados, hachas para leñadores de La Granja y Valsaín, cuchillos, rejas y otros utensilios diversos. A los 14 años vino a Segovia y abrió su propia herrería junto a sus hermanos. 

En los primeros tiempos como herrero, principalmente hacía y arreglaba punteros para extraer y dar forma a piedras de la cantera de los Arrietas. En aquella época había 60 o 70 labrantes sacando y modelando piezas de granito. Cada uno de ellos solía gastar unos 15 punteros diariamente. Elías hacía de 300 a 400 punteros cada día. 

Pocos años después comenzó con sus hermanos a realizar obras en Madrid para el palacio de Comunicaciones, como su puerta principal y sus rejas. En 1.960 hizo una hermosa escultura para el aeropuerto de Son San Juan, en Palma de Mallorca. Fue realizada en su taller y montada por Elías en el aeropuerto.

Ha participado en diversas exposiciones en Francia, Alemania, México y en varias ciudades italianas y españolas (Sevilla, Granada, Málaga...). La exposición más relevante fue “Elías de Andrés. La tradición del hierro”, organizada por el Ayuntamiento de Segovia en las salas de La Alhóndiga. Esta exposición, compuesta por 130 obras, fue visitada por cerca de 3.000 personas, y por alumnos de varios colegios segovianos, con los que habló del hierro, las fraguas y los herreros.

Una de sus obras más queridas es un grabado en hierro del Guernica de Picasso. Tiene tantas líneas como el original, utilizando colores de cera y tierra. Mide 1,40 x 70 y empleó más de 400 horas en realizarlo.

En Segovia podemos ver obras de Elías en iglesias, mesones, puentes, casas, calles y plazas. Atriles, candelabros, morillos, lámparas, barandillas, puertas de forja, verjas, la antigua sede la Caja de Ahorros de Segovia, el kiosco de la plaza Mayor... Hasta hace poco subía frecuentemente a la montaña y recorría varios kilómetros en bicicleta, porque Elías también fue ciclista, un buen ciclista que compitió en varias ciudades españolas.

Actualmente pasa la mayor parte de su tiempo, todos los días de la semana, dedicado en cuerpo y alma a su gran afición: la forja del hierro. Ama tanto su arte que no puede vivir sin él. 

Diseña objetos por la noche y los da forma por la mañana y por la tarde: hachas, candelabros, pájaros, corazones, sables, dragones, dagas, nudos, corazones, animales y cualquier otra cosa que se le ocurra; siempre nuevos retos y nuevas ilusiones… Sigue investigando, transformando cadenas de ciclomotores en hermosos cuchillos, piezas de desguace en verdaderas obras de arte… Y también dedica parte de su tiempo a enseñar las muchas cosas que sabe a las nuevas generaciones para que no se pierdan las técnicas que conoce, para que los jóvenes aprendan a hacer el rombo y el lazo segoviano en una reja, a unir dos hierros por el método de la calda, transformar en pocos minutos barras o láminas de hierro en nudos marineros, sables y corazones que regala a la gente que va a verle. El hierro y la forja son su vida y la esencia de su gran energía.

Siempre está dispuesto a mostrar lo que hace y cómo lo hace, colaborando en la Casa de la Moneda, en la que se siente como en su propia casa, o en cualquier otra fragua donde solicitan su presencia, enviando videos demostrativos y realizando demostraciones en Escuelas de Forja, como la Escuela toledana de Ramón Recuero, en la que le hicieron un homenaje. 

Compartir lo que sabe es una de sus principales motivaciones, ya que hay muchas técnicas en desuso que ya no las realiza nadie y si no las enseñan se pueden perder.

Mención especial merece La Casa de la Moneda, a la que siempre ha querido y con la que se siente muy vinculado. Para ella ha realizado, junto a su hijo Javier, varias rejas, la puerta de acceso al Jardín del Rey, el balcón al Eresma, pérgolas, caños, mirillas, arcos, barandillas, el llamador de la puerta principal, entre otras obras, y numerosas reparaciones. Por otra parte, siempre ha cuidado la fragua para que esté en perfectas condiciones: reparando la tobera, sustituyendo el barro refractario del hogar, etc.

En la Casa de la Moneda ha hecho numerosas exhibiciones durante los últimos años- En el año 2.020 participó en el espectáculo “La noche del Patrimonio”, al que asistió la ministra de Industria, Comercio y Turismo”. 

En las demostraciones suele hacer nudos, dagas, cruces y otros objetos que suele regalar a los asistentes, sobre todo a los niños, que son los que más se asombran por lo que hace y por el embrujo envolvente del sonido del martillo y el yunque, el continuo soplar del fuelle, el crepitar del fuego, el contacto del hierro candente con el agua… y los múltiples matices de distintos colores del hierro en el proceso de su transformación.

En noviembre de 2021, el Ayuntamiento de Segovia hizo un homenaje a Elías, en reconocimiento a su dilatada labor artística y profesional como herero y creador de extraordinarias obras de arte, y por su vinculación especial a la Casa de la Moneda.  Desde entonces la fragua de este edificio se llama “Fragua Elías de Andrés”. El entonces alcalde accidental, Jesús García, y el concejal de Turismo, Miguel Merino, descubrieron una placa en su honor, que siempre recordará a nuestro gran herrero, ya que su nombre ha quedado unido a la fragua, el lugar donde tantas creaciones se ha realizado, y donde tantos herreros han ayudado al funcionamiento de la fábrica desde el inicio de su actividad en la segunda mitad del siglo XVI.

Dentro de los “Domingos del Patrimonio, Elías realizó un recorrido por varias de sus obras en Segovia, como el quiosco de la plaza mayor de Segovia, rejas en balcones, barandillas en calles y plazas, puentes, jardines e iglesias, puerta y rejas de la sede de la antigua Caja Segovia, atriles y lámparas en restaurantes, el brocal del pozo del Torreón de Lozoya… 

En 2.022 participó, invitado por el Museo Provincial de Segovia en demostraciones de oficios antiguos, con motivo de las excavaciones arqueológicas de Aguilafuente y Confluenta, en la citada Aguilafuente y Sepúlveda.

También ha hecho varias demostraciones en la fragua de Sotosalbos, y llevando una fragua portátil, en Fueterrebollo y Marugán, población a la que regaló una escultura que han colocado en una de sus calles. 

A sus 90 años lleva más de ochenta trabajando el hierro en diferentes fraguas, y todavía sigue dando golpes en el yunque, siete días a la semana, porque es su ilusión y su vida, y lo ama profundamente. 

Elías es una referencia como herrero y como persona. Un hombre grande, con unas manos enormes y un corazón aún más grande que su cuerpo y sus manos. Un hombre al que es imposible no admirar.

Texto de Luis Miguel Fuentetaja, amigo y representante de Elías de Andrés.