Fábrica de Borra
A mediados del siglo XVIII era propiedad de D. Diego de Ocho Ondátegui uno de los empresarios más exitosos de Segovia. Funcionaba como molino para la producción de papel a partir de trapos viejos. No lograron, sin embargo un papel de calidad que hiciera que la fábrica fuera rentable, hasta después de la Guerra de la Independencia cuando José Casabán restauró el edificio y produjo innovaciones: haciendo que, incluso el Rey Fernando VII viniera visitarla. Pero en plena revolución industrial rápidamente se quedó obsoleta.
En 1910 la familia Riber reconvierte la industria papelera en manufactura de borras, regenerados y colchones, fundando “La Fabril Segoviana”. Utilizaba trapo nuevo o viejo y desperdicios de lana que se clasificaban según su composición (algodón o lana), su fineza y su color. Si se usaban para la hilatura se llamaban regenerados. Las borras de algodón se empleaban para hacer colchones económicos.
La fábrica estuvo a pleno rendimiento hasta la década de los 70, cuando decae el comercio y venta de este tipo de productos y se abandona el edificio.
En los años 80 el Ayuntamiento compra la fábrica y sus propiedades aledañas a la familia Riber para convertirlo en sede de la Escuela-Taller Municipal y vivero de la ciudad, en funcionamiento desde entonces.
Como recuerdo de la antigua fábrica, queda la chimenea de la “torradera”, horno que se usaba en el proceso de depuración de las borras de lana.
Hoy en día, en plena época del reciclado, la antigua fábrica de borra segoviana puede ser considerada un magnífico ejemplo histórico en el concepto del reciclado, ya que reutilizaba los materiales de desecho.