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En las entrañas del Acueducto

 


La visita guiada al monumento permite el acceso al desarenador de San Gabriel y al registro en la Plaza Mayor

 

Miles de segovianos pasan cada día bajo los arcos del Acueducto creyendo saberlo todo sobre el monumento. Saben que el diablo no lo construyó en una noche, como cuenta la leyenda, pero desconocen innumerables detalles del monumento icónico de Segovia. Por ejemplo, que hasta 1906 había edificios pegados al granito y tras el accidente de un carruaje en el que viajaba una embajadora sueca embarazada, que perdió a su bebé debido a las lesiones, el rey Carlos IV decidió derribar todas las viviendas colindantes al Acueducto a raíz del conflicto diplomático que ocasionó el siniestro. Desde entonces el monumento está despejado de edificaciones adyacentes, pero a comienzos del siglo XX eran 33 las casas que había y que fueron demolidas. Este episodio y otros muchos sobre la historia del bimilenario monumento y los elementos que ahora ayudan a entenderla son relatados a aquellos vecinos que estos días participan en la visita guiada incluida en las III Jornadas Acueducto de Segovia. Las entradas para hacer el recorrido se agotaron al poco tiempo de estar disponibles.

Con inicio en el desarenador de San Gabriel, situado en la Avenida Padre Claret, una veintena de personas disfruta cada día de esta semana de la actividad 'El Acueducto por dentro'. Tras descubrir el lugar donde se realizaba la decantación, la ruta sigue el camino que establecen los pilares y ya desde el inicio pueden vislumbrarse que no todo es como se cree. Los primeros metros visibles del monumento no tienen nada que ver con la parte más turística, la del Azoguejo, ya que en su historia ha sufrido varias reformas y lo han alejado de la perfección romana inicial. Por eso pueden verse arcos de medio punto pero también góticos en algunas partes cercanas al decantador.

También se aprecian diferencias en la dimensión de los pilares, algunos incluso el doble de gruesos que otros, al igual que en el tamaño de las piedras, pues en la parte gótica se encuentran algunas pequeñas que, según Marta Rueda, guía turística, «nunca se verían en la parte romana». Otro ejemplo de las reconstrucciones a lo largo del tiempo es la presencia de cemento. En la parte romana que aún se conserva puede apreciarse cómo encajan las piezas de granito, que fueron confeccionadas 'a mano' al no conocer los romanos la dinamita. De esta forma, la colocación de la piedra central del arco es la más importante para garantizar el equilibrio de fuerzas entre los pilares. Otro detalle que se da a conocer en la visita es la razón de las marcas en forma de punto que hay en muchas de las piedras, que se deben a la colocación mediante varas de hierro y otros mecanismos que se utilizaron para subir aquellas piezas, que se encuentran a más de dos metros de altura.

Un aspecto más en el que se hace hincapié en la ruta guiada es la dimensión cada vez menor de las columnas a medida que ascienden, lo que permite que desde lejos se vea más esbelto que macizo debido al interés de los romanos de que fuera un monumento además de un puente.

 

Parte subterránea


La visita transcurre, después de subir las escaleras del Postigo, por las calles en las que está presente el Acueducto subterráneo y que llega hasta la Plaza Mayor. En este lugar se produce el colofón de la ruta, pues los asistentes pueden descender por el registro y, con ayuda de una linterna, descubrir cómo es el canal bajo tierra. En este momento son varios los curiosos que se acercan hasta la zona por la que descienden los participantes en la visita para saber qué es lo que están haciendo y de qué manera pueden inscribirse. Este año ya es imposible, pues la veintena de plazas diarias ya está cubierta para el día de hoy y mañana, pero la guía anima a los interesados a apuntarse en otra edición y descubrir la parte del monumento más desconocida.

 

Noticia publicada el jueves, 4 de octubre en www.elnortedecastilla.es