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15 Jun 2020  
 

 

15 de junio de 2020

 

Restauración de la carroza y custodia del Corpus Christi

La carroza y custodia del Corpus habían sufrido deterioro tras años procesionando y por el propio paso del tiempo. Una restauración integral se hacía necesaria tanto en la custodia, de gran riqueza patrimonial y completamente realizada en plata, como en la carroza.

Esta actuación ha centrado gran parte del tiempo en la carroza, base del conjunto y parte que recibe mayor impacto en la procesión. No presentaba problemas estructurales pero si desplazamientos de tablas, suciedad superficial y levantamientos puntuales en la capa pictórica. 

En la restauración realizada por las restauradoras de ConservarArte, Sara Martín y Beatriz Rubio, ha primado desde el inicio la menor intervención para garantizar la durabilidad y visión estética, el empleo de materiales inocuos y la reversibilidad de estos trabajos. 

CorpusChristi-Restauración carroza

Al inicio de la restauración, en octubre del pasado año, se comenzó por asegurar las piezas con riesgo de desprendimiento de este Carro Triunfal que cuenta en su parte delantera con una representación de los Tetramorfos y, en el resto del conjunto, de decoración basada en motivos geométricos y vegetales grabados en los paños de la carroza. Lo completan dos ruedas doradas que rematan su zona inferior.

En primer lugar, se realizó una limpieza superficial para eliminar en seco y mecánicamente el polvo, suciedad ambiental, restos de cera concentrados en la parte trasera o manchas de pintura. A continuación, se llevó a cabo un primer sentado de color, así como una desinfección preventiva, para después asegurar el sentado del estrato pictórico.

El proceso se completó con el estucado de lagunas y fisuras o el encolado de piezas sueltas. Entre los trabajos más minuciosos realizados se observa el de la reintegración de las zonas de pérdida de los dorados. Para ello, se ha empleado una trama a modo de cestillo, realizada con micas estables aglutinadas con barniz, así como pigmentos al barniz para la reintegración cromática de las lagunas de policromía. 

En esta serie de pasos se ha tenido en cuenta la estabilización de su estructura, un trabajo realizado junto al herrero segoviano, Raúl Bravo, incorporando una parte metálica con un tirador desmontable para el manejo del conjunto durante la procesión, así como un ajuste de su verticalidad. Se han recuperado las ruedas delanteras, separadas del carro en una antigua intervención, con una función meramente estética pero que ayuda a cerrar el conjunto visualmente. Por último, se han reintegrado los textiles que lo requerían, sustituidos por un tejido similar. 

La custodia también ha sido objeto de limpieza, realizada por la empresa C. Meneses. Se han retirado para su reparación piezas partidas, los cuatro jarrones ornamentales y resto de piezas extraíbles, completando la actuación con un lacado final para evitar su oxidación.

  El proceso de limpieza, pulido y abrillantado de la plata se hizo completamente a mano y sin bajar la custodia de la carroza. Desde escaleras se desmontaron todas las figuras, los adornos centrales de los arcos y las barandillas para poder acceder a las diferentes zonas.

La coordinación ha sido constante con ConservarArte dando lugar a un resultado satisfactorio en esta obra de gran valor artístico y religioso.

El coste total de la restauración ha ascendido a 21.000€ sufragados completamente gracias a la venta de entradas dentro de la línea de autofinanciación iniciada por el Cabildo en 2016.

Historia de la custodia de González Sobera

La custodia de asiento donde se ubica el Santísimo procesiona por las calles de Segovia desde 1656. Este es el año en el que el maestro platero Rafael González Sobera elabora esta pieza fundamental durante el Corpus Christi, festividad que fue instituida por el papa Urbano IV en el año 1264 y popularizada en Segovia durante el siglo XVI.

Esta celebración fue tomando más importancia en la primera mitad del siglo XVII y, consciente de ello, el Cabildo aunaba fuerzas y prebendas para que Segovia pudiera tener una custodia a la altura de otras ciudades, no sin varios intentos fallidos por falta de financiación. Los capitulares ofrecieron durante años sus donativos para los trabajos de confección, incluso dejando escrito en sus testamentos que una vez fallecidos, familiares y herederos seguirían aportando la cantidad necesaria.

El primer diseño presentado ante el Cabildo fue el del conocido orfebre español Juan de Arfe, cuya obra se puede ver en la actualidad en la custodia de la Catedral de Sevilla o la de Valladolid. Pero el proyecto cayó en el olvido debido a la mayor importancia dada a otros asuntos de la iglesia en Segovia, a la insuficiente aportación para obra tan costosa y por la alta cantidad demanda por de Arfe, muy bien pagado por otras iglesias y catedrales.

Sin embargo, el Cabildo no se resignaba a tener la custodia y los capitulares seguían donando parte de su patrimonio. En los libros de fábrica de la Catedral aparecen reflejados estos pagos, como el realizado por el canónigo Pablo Martínez Beltrán, en 1628, que donó once mil cincuenta reales para ayuda de la custodia.

CorpusChristi-Restauración custodia

Finalmente, el 21 de agosto de 1655 tras varios tanteos y zanjado el diseño, se formaliza el contrato por escritura en Madrid con Rafael González y Juan de Vergara para hacer labrar de plata blanca una custodia portátil para la dha santa iglesia. La entrega fue marcada por el Cabildo para un mes antes del comienzo del Corpus de 1656, y la institución se comprometió a entregarles 420 marcos de plata para confeccionar la custodia y una casa para que los dos maestros pudieran vivir con sus familias en Segovia.

Los trabajos comenzaron según lo previsto pero al poco tiempo, en enero de 1656, Juan de Vergara renuncia “amigablemente” al contrato y queda como único maestro Rafael González. A los pocos días, González hace memoria y plantea al Cabildo que los 5.460 ducados iniciales que iba a emplear para comprar la plata son insuficientes, por lo que los canónigos inician recogida de limosna “puerta a puerta”, con el objetivo doble de financiar también las obras de la Catedral, aún en proceso.

Después de varios meses, los 2.000 ducados necesarios para proseguir la confección de la custodia llegaron a manos de Rafael González que pudo entregarla en el plazo establecido, no sin cierto grado de polémica debido a que el nombre del obispo, Francisco de Araujo y Chaves, no aparecía grabado en la pieza. Se solventó este problema y el Cabildo felicitó al maestro toledano por el trabajo, para acto seguido, ingresarle los pagos atrasados.

El resultado final, añadiendo la carroza de Pedro de Riezgo en 1740, es una custodia compuesta de dos cuerpos, una cúpula octogonal coronada por la Fe y relieves repujados. Todas las representaciones angelicales y decoración están en función de la exaltación del Santísimo Sacramento.

La ciudad de Segovia pudo estrenar su deseada custodia en el Corpus Christi de 1656 tras años de debate y estrechez económica. Esta celebración de adoración al Cuerpo de Cristo en la Sagrada Forma ya estaba muy implantada en Segovia y, la nueva custodia, llenó ese día las calles de actos en un ambiente festivo.

Los barrios nobles de Segovia se cubrieron de flores antes de que empezara la misa y procesión, a la que asistió toda la corporación del Cabildo, autoridades civiles y militares y el recién elegido obispo Fray Juan del Pozo. A los actos religiosos oficiales se sumaron una corrida de toros en la Plaza Mayor y la representación de un Auto Sacramental.

Datos de una fiesta con raíces y de reafirmación del dogma de la Eucaristía que nos llegan hasta hoy a través de la custodia más importante de la Diócesis de Segovia.

Más información en: catedralsegovia.es