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15 Jun 2017  
 

 


Esta fiesta eucarística, instituida por el papa Urbano IV en 1264, se popularizó en toda Castilla durante el siglo XVI y ha evolucionado hasta hoy en los elementos de celebración.

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Segovia celebra el Corpus Christi el domingo 18 de junio, este año, con la Misa a las 11:00 en la Iglesia de San Miguel debido a las obras que se están realizando en el presbiterio de la Capilla Mayor de la Catedral. Al término de la Eucaristía, el Santísimo, colocado en la custodia de asiento de 1656 obra del maestro Rafael González, saldrá de la Iglesia de San Miguel escoltado por suboficiales artilleros. Detrás, acompañarán al Santísimo, el obispo, D. César Franco, junto al Cabildo y sacerdotes, autoridades civiles, militares y los fieles segovianos.
El recorrido procesional se dirigirá por la calle Cronista Lecea, Serafín, José Canalejas, Herrería y volverá al templo por Isabel La Católica hasta la Plaza Mayor. Como cada año, la custodia estará acompañada por los niños y niñas de Primera Comunión además de la Banda Municipal de Segovia. La procesión terminará en la Catedral con la bendición a todos los asistentes del obispo, D. César Franco.
Posteriormente, la misa de las 12:30, que habitualmente se celebra en la Capilla del Santísimo, también se traslada a la Iglesia de San Miguel con la celebración a las 13:00.
Horarios para el visitante

El visitante podrá acceder al templo durante este día en horario normal de apertura de 09:00 hasta las 21:30, a excepción del momento de entrada de la procesión al templo, cuando el claustro permanecerá cerrado. Las visitas guiadas a la torre no sufren modificación y se podrá visitar este espacio del templo a las 10:30, 12:30, 16:30 y 19:00.
Evolución del Corpus Christi en Segovia

La primera referencia a la celebración del Corpus Christi en España nos lleva hasta Toledo en el año 1280 tras ser instituida esta fiesta por el papa Urbano IV en 1264 y confirmada por Clemente V en 1311.
El Corpus Christi tiene su origen en la controversia surgida entre detractores y defensores del dogma de la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo en el pan y el vino. Finalmente, esta doctrina se extendió por el mundo católico y fue en el año 1545 cuando oficialmente, el Concilio de Trento, declaró solemnemente la presencia real de Cristo en la Eucaristía. En este periodo se populariza en toda Castilla la fiesta eucarística y, en Segovia, la primera mención a su celebración nos lleva hasta el año 1577.
El Corpus Christi de Segovia siempre contó con gran afluencia de público y, durante los siglos XVI y XVII, alcanza las mayores cotas de ostentación y esplendor. Los segovianos engalanaban los balcones con colgaduras a base de tapices y telas de calidad, al igual que el Ayuntamiento y edificios oficiales que adornaban sus inmuebles.
El recorrido de la procesión del Corpus en la ciudad discurría por el área donde vivían las familias más acomodadas y, en sus calles, se instalaban altares decorados con todo tipo de ornamentos.
Respecto al cortejo de la procesión, que tenía como punto principal la custodia, la presencia de aspectos folclóricos y música popular son algunas de las peculiaridades de esta festividad religiosa que se convertía en una manifestación de fe y de reflejo del orden social. Entre las tradiciones del Corpus segoviano destacaba la representación de tarascas, dragones-serpientes que abrían la procesión y se movían al ritmo de la banda de música. Los primeros indicios de estos elementos folclóricos en Segovia datan del año 1607 y su presencia simbolizaba el mal vencido por el Santísimo Sacramento.
Otras de las tradiciones populares que se podían ver en el Corpus Christi de Segovia eran los gigantes y cabezudos, las danzas de "sarao" y de "cascabel", que acompañaban al cortejo, y las botargas. Estas últimas eran máscaras grotescas que normalmente se posicionaban alrededor de la tarasca y fustigaban a los asistentes desprevenidos.
Sin embargo, lo más importante del Corpus Christi de Segovia era y es el pan eucarístico portado en la custodia de asiento. Desde los orígenes de esta festividad, el Cabildo aunaba esfuerzos para tener una custodia a la altura de otras ciudades como Toledo o Sevilla. Finalmente, y tras muchos problemas económicos, el maestro orfebre Rafael González entregó la custodia de plata a la Catedral en 1656. Esto fue motivo para que ese año las calles de Segovia se cubrieran de flores y se celebraran toros en la Plaza Mayor y un Auto Sacramental.
El siglo XVIII marca el giro hacia elementos puramente religiosos en las procesiones del Corpus Christi. La llegada al trono de Carlos III y de la Ilustración supuso la eliminación de las danzas y representaciones mediante la publicación de una Real Cédula en 1780. Con esta decisión real, permanece lo religioso y desaparece lo profano en una celebración que mantiene su sentido litúrgico gracias al pueblo de Segovia.