Detrás de un títere
En la construcción de sus marionetas Peralta ha transmitido la pasión contenida, la perfección meditada y la resolución práctica. La perforación con una pequeña broca ha de hacerse en el punto exacto para que la marioneta haga el gesto preciso: "Yo no tengo conciencia de perfeccionista. Quiero que se vea claro lo que tienen que expresar los títeres en cada obra. Aunque no lo parezca no se trata de que sean perfectos sino que sean expresivos".
¿Cómo conseguir el movimiento que exprese el suspiro de una condesita o la alegría del reencuentro entre dos jóvenes amantes? Peralta no se ha conformado con una sola técnica, la ha trascendido y ha inventado nuevas técnicas de manipulación que no existían.
En muchas ocasiones pasa desapercibido debido a la maestría del titiritero, todo lo que hay detrás de un aparente simple títere. Pero para dar expresividad y realismo a estos seres inertes Peralta ha dedicado toda su vida, construyendo desde simples crucetas a los más sofisticados mecanismos.
Argumentos de los títeres de Francisco Peralta
Los argumentos de las obras de títeres eran cuentos infantiles de escasa calidad literaria, generalmente inventados o adaptados por los propios titiriteros.
Paco Peralta elige cuidadosamente piezas del romancero popular (La Condesita, 1957), piezas musicales (El retablo de Maese Pedro, Falla, 1960) u obras de escritores clásicos (Los melindres de Belisa, Lope de Vega, 1962; El clérigo ignorante, Berceo, 1969).
Frente a los títeres que son perseguidos por ogros y brujas, Peralta muestra a los jóvenes el argumento de la alta cultura. Cuando elige cuentos infantiles busca textos de extraordinaria calidad literaria como Frederick de Leo Lionni, Si yo fuera mayor... de Éva. Janikovszky o La Cometa de Montserrat del Amo.