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San Cebrián

Milhojas de mareas

La Luna, como satélite de la Tierra, ha generado desde sus orígenes los ciclos de mareas en mares y océanos. Cuando la costa de un mar cálido y somero llegó a la actual posición de Segovia hace unos 84 millones de años, las mareas producían repetidos ciclos de inundación y emersión durante la pleamar y la bajamar. En cada uno de ellos, las arenas, limos y arcillas arrastrados por el agua marina eran erosionados y depositados en finas láminas y delgadas capas, algunas de las cuales quedaron enterradas por otras mareas posteriores. De esta forma se acumularon una decena de metros de arenas, limos, arcillas, dispuestos como si de un gigantesco milhojas se tratase; como una ‘tarta contesa’. De los diversos lugares en los que estas capas afloran en la ciudad de Segovia, las inmediaciones de la Puerta de San Cebrián es sin duda uno de los entornos de mejor observación. Allí se pueden ver estas finas capas, las ondas de las rizaduras del lecho marino, los restos de las perforaciones de los animales que excavaban para alimentarse y protegerse, e incluso sus restos fósiles.

Pero además, podréis reflexionar sobre aspectos ambientales, como los cambios climáticos globales y las variaciones del nivel del mar; y los efectos de la proliferación de la vegetación en la conservación del patrimonio geológico.

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