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07 Dic 2022   Institucionales

El 6 de diciembre de 1985 el recinto histórico de la ciudad de Segovia y su Acueducto romano pasaban a formar parte de los pocos conjuntos declarados Patrimonio de la Humanidad por UNESCO, junto con Ávila y Santiago de Compostela.

La inclusión de la ciudad a este exclusivo grupo, que hoy suma 15 ciudades en España, ha marcado el devenir de Segovia y ha garantizado una mayor protección de su patrimonio adoptado como un deber hacia generaciones futuras.

Corría el año 1985 cuando, tal día como hoy, Segovia era declarada Patrimonio Mundial por unanimidad por parte del Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO formado por representantes de 21 países. La declaración era, cuando menos, peculiar, puesto que hasta el momento apenas se habían declarado seis conjuntos históricos completos con esta categoría, ninguno en España. Generalmente eran monumentos individuales los que se declaraban Patrimonio Mundial.

Sin embargo, aquel año, fueron tres los conjuntos históricos que recibieron este reconocimiento: Ávila, Santiago de Compostela y Segovia. En el caso de Segovia, la declaración incluía “La Ciudad Vieja y su Acueducto”. El coloso romano ya había sido declarado previamente Monumento Histórico-Artístico el 11 de octubre de 1884, un reconocimiento importante también atribuido únicamente a los monumentos más emblemáticos. Jugaba también a favor de la ciudad la declaración de Paraje Pintoresco el 23 de abril de 1947, que reconocía el valor histórico, patrimonial y natural del “conjunto arbolado y alamedas” de los valles del Clamores y el Eresma segovianos.

Segovia llegó a París en 1985 con muchas ilusiones y mucho trabajo en la cartera. La ciudad preparaba este nombramiento desde 1982, cuando España se había adherido al convenio de la UNESCO y había presentado, un año después, un listado con un centenar de monumentos susceptibles de ser declarados Patrimonio Mundial entre los que se encontraba el Acueducto de Segovia. Era entonces cuando la propia UNESCO recomendaba al Ministerio de Cultura que Segovia hiciera una propuesta no sólo de su Acueducto, sino de su conjunto histórico.

Así, el equipo municipal, entonces dirigido por el socialista Miguel Ángel Trapero, comenzó a trabajar codo con codo con el Ministerio de Cultura para lograr este reconocimiento tan relevante para la ciudad.

Entre las cabezas visibles de este proceso se encontraba el alcalde de la ciudad, el arquitecto municipal, Federico Coullaut-Valera y el arquitecto de zona enviado por el Ministerio de Cultura, el segoviano José Miguel Merino de Cáceres, quien había redactado la lista de los 100 monumentos –entre los que, por supuesto, se encontraba el Acueducto- más destacados de la ciudad. Fundamental fue, en este trabajo, el realizado por el historiador Antonio Ruíz, que había redactado con sumo detalle una memoria histórica fundamental en el expediente presentado, al que le acompañaba una planimetría y fotografías, cuya calidad y precisión fue destacada por los miembros del Comité.

A pesar de que entre los representantes del Comité del Patrimonio Mundial sólo había un representante europeo, de Grecia para ser exactos, la propuesta no tuvo ningún voto en contra y Segovia pasó a formar parte de la lista del Patrimonio Mundial protegiendo “la Ciudad Vieja de Segovia y su Acueducto”, en un intento por dar al Acueducto una aún mayor notoriedad.

Aquella declaración, de la que hoy celebramos su 37º aniversario, sin duda ha marcado un antes y un después para la ciudad, que ha visto cómo condicionaba el desarrollo de la capital y la posicionaba entre los destinos más bellos para visitar no sólo en España, sino en el mundo.
Las reticencias iniciales que esta declaración despertaba en la ciudadanía, pues no suponía un ingreso directo a las arcas municipales, se han ido diluyendo con el tiempo al entender los segovianos que lo que esta declaración suponía era, principalmente, un compromiso con las generaciones futuras: el de proteger la riqueza patrimonial de la ciudad.

Para la alcaldesa de Segovia, Clara Martín, “la declaración de Segovia como Patrimonio de la Humanidad va de la mano de tres valores fundamentales: sus monumentos, de gran importancia histórica y belleza; su casco antiguo, que ilustra una realidad histórica compleja a través de su trazado urbano y desarrollos arquitectónicos y es excelente ejemplo de la coexistencia de diferentes comunidades culturales a lo largo del tiempo y, finalmente, sus tradiciones culturales, que son testimonio sobresaliente de ciudad occidental”.

Entre los desarrollos urbanísticos que han venido marcados de forma más evidente por esta declaración del Patrimonio Mundial encontramos, por ejemplo los relativos al tráfico, que incluyen el corte del tráfico bajo el Acueducto, la limitación a residentes y servicios en la Plaza Mayor o la construcción de la circunvalación, cambios que los segovianos han vivido con cierta naturalidad como hechos necesarios para proteger la ciudad.
La alcaldesa de Segovia destaca otros trabajos fundamentales que se han desarrollado en Segovia con el objetivo de proteger su patrimonio y recuperar su historia: “Son fundamentales la creación de la concejalía de Patrimonio Histórico y de la Empresa Municipal de Turismo o la revalorización y restauración de numerosos bienes de titularidad municipal como la muralla, el Acueducto o el patrimonio arqueológico segoviano”.

“Desde 2006 se han invertido más de seis millones de euros en la muralla y se han recuperado dos centros turísticos de referencia para la ciudad: el Centro de Interpretación de la Muralla, en la puerta de San Andrés, y la Colección de Títeres Francisco Peralta, en la puerta de Santiago”, destaca Clara Martín quien, además, pone en valor los trabajos desarrollados en las inmediaciones de la Real Casa de Moneda por importe de 1,5 millones de euros a cargo del programa del 1,5% cultural del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana o los trabajos que han logrado identificar de dónde proviene la piedra de la que está hecho el Acueducto que permitirá conocer más sobre su construcción.

Hoy, esta declaración sigue determinando la hoja de ruta de la ciudad con el recientemente adjudicado Plan de Gestión de la Ciudad Vieja de Segovia y su Acueducto. El Ayuntamiento de Segovia adjudicó a finales del mes de agosto a la empresa Arenal Grupo Consultor S.L el servicio de asistencia técnica y asesoramiento para la elaboración y aprobación, seguimiento e implantación inicial del Plan de Gestión de la Ciudad Vieja de Segovia y su Acueducto por un importe definitivo de 84.095 euros.

La necesidad de elaboración de este Plan viene determinada por la obligación de cumplimiento de la Convención del Patrimonio Mundial de acuerdo con el compromiso adquirido al formalizar en su momento una candidatura a la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Por otra parte, la ciudad sigue trabajando para recuperar y poner en valor su legado patrimonial. Así, gracias al Plan Impulsa Patrimonio del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España (GCPHE), Segovia ha recibido una ayuda de tres millones de euros al amparo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, que se nutre de fondos europeos. Al amparo de este Plan, el Ayuntamiento de Segovia abordará diversos proyectos sostenibles de mantenimiento y rehabilitación del patrimonio histórico.

La alcaldesa de Segovia recuerda que “este plan contempla la creación de un nuevo acceso al adarve de la muralla en las inmediaciones del Azoguejo así como la recuperación del pasado romano con una actuación en los restos arqueológicos de la Plaza de Guevara, correspondientes al foro del municipio que llevan ocultos desde los años 90 y que creemos que es hora de hacer visibles”. Además, el plan contempla la creación de un centro didáctico del románico segoviano en la antigua iglesia de San Nicolás, “muy vinculado a las nuevas tecnologías” y la ampliación del jardín de los poetas “al que se dotará de un pequeño graderío que permitirá convertirlo en un espacio ideal para las representaciones teatrales, especialmente de títeres, que son seña de identidad de la ciudad”.