A lo largo de la edad media los judíos segovianos aparecen actuando en tres grandes ámbitos profesionales: las finanzas, el comercio y la artesanía.
Desde el siglo XIV se encuentran judíos dedicados a actividades de naturaleza financiera, sirviendo como arrendadores de impuestos, cambiadores, corredores, fiadores o prestamistas. No sería sin embargo hasta mediados de la siguiente centuria cuando algunos miembros de este grupo, como Josef ibn Shem Tov, Jacob aben Núñez, Abraham Seneor o Meir Melamed, extendieron su ámbito de actuación al conjunto del territorio castellano.
En segundo lugar, la documentación recoge a judíos dedicados a actividades de comercio a pequeña escala: buhoneros, carniceros, especieros, lenceros (vendedores de lienzos y telas), mercaderes, roperos (vendedores de ropa ya confeccionada) o tenderos. todos estos comerciantes ofrecían sus productos al conjunto de la población de la ciudad, con la notable excepción de los carniceros, que por razones de índole religiosa sólo atendían las necesidades de los miembros de la comunidad hebrea.
Por último se encontraban los artesanos, el grupo más numeroso y el que mejor representa social y profesionalmente a la comunidad judía de Segovia. Los documentos de la época nos informan de las actividades de naturaleza artesanal realizadas por los judíos segovianos, por lo que resulta posible ofrecer una relación bastante detallada de estos oficios, muchos de los cuales ya han desaparecido o se encuentran, cuando menos, en desuso:
Albardero: fabricante de albardas, aparejos y jalmas para caballerías
Alhamarero: persona que tiene por oficio fabricar alhamares, esto es, mantas o cobertores rojos
Batidor: el que hace panes de oro o plata para dorar o platearAljofarero: artesano que trabaja con aljófares o perlas
Calcetero: persona que hace y compone medias y calcetas
Cardador: aquel que prepara la lana para su posterior hilado
Carpintero
Cerrajero
Chapinero: fabricante de chapines, esto es, chanclos usados por las mujeres y realizados en corcho forrado de cordobán
Colchero: persona que tiene por oficio hacer o vender colchas
Cordonero: aquel que fabrica cordones, flecos o borlas
Curtidor: el que trabaja en el curtido o aderezo de las pieles
Herrero
Joyero
Jubetero: fabricante de jubetes, prendas de piel cubiertas de malla de hierro
Latonero: aquel que trabaja el latón, aleación de cobre y zinc, realizando con él todo tipo de objetos y utensilios
Odrero: persona que hace o vende odres, es decir, recipientes de cuero para conservar líquidos
Peinador: obero que desenreda y limpia la lana y el pelo de algunos animales
Pellejero: como el curtidor, el que trabaja en el adobo o curtido de pieles
Pergaminero: persona que prepara pergaminos, pieles limpias del vellón, estiradas y blanqueadas que se utilizan para escribir sobre ellas
Platero
Polainero: fabricante de polainas, piezas de tela o cuero que cubren desde el tobillo hasta la rodilla
Sastre
Tejedor
Tintorero: el que tiene por oficio teñir o dar tintes a las telas
Tundidor: obrero que corta o iguala con tijera el pelo de los paños
Zahonero: fabricante de calzas de piel o tela con perniles abiertos para proteger los trajes
Zapatero
Completando este panorama profesional encontramos judíos vinculados a tareas de naturaleza médica y sanitaria, como cirujanos o físicos, o ejerciendo otras actividades diversas como las de escribano o albañil. Aunque la documentación refleja el alejamiento general de la mujer del ámbito laboral, se encuentran también referencias a dos oficios ejercidos por mujeres, los de lavandera y panderetera, esto es, fabricante de panderetas.
Las noticias conservadas no reflejan si durante la edad media había en Segovia alguna actividad vedada expresamente a los judíos. A este respecto sólo cabe citar las ordenanzas remitidas al concejo de Segovia por Alfonso X en 1252 y por su hijo Sancho IV en 1293 sobre las condiciones en las que se permitía a los judíos efectuar préstamos, pero en ambos casos se trataba de unas disposiciones generales aprobadas en cortes y remitidas después a todos los concejos del reino. De cualqueir modo, las únicas actividades en las que no se ha encontrado hasta el momento a ningún integrante de la aljama segoviana son las agrícolas y ganaderas, pero nada hace pensar que esta circunstancia obedeciera a una prohibición expresa sobre el particular.
Fuente: El Patrimonio judío de la ciudad de Segovia. Bonifacio Bartolomé.